La DGT ha desvelado cuál es el criterio que sigue la Guardia Civil para seleccionar a los conductores que deben someterse a los controles de alcohol y drogas. Tras la implementación de medidas más estrictas sobre el consumo de alcohol al volante, se avecinan novedades que podrían sorprender a más de uno.
Con una estrategia bien calculada, la DGT ha comenzado a seleccionar con más cuidado a los conductores que son sometidos a los controles de drogas y alcohol, revelando detalles sobre este proceso que permanecían ocultos.
La DGT está centrando muchos de sus esfuerzo en erradicar el consumo de alcohol antes de conducir. España es un país donde el consumo de vino y alcohol está más que generalizado, y por eso la DGT ha dejado claro que al volante no se puede beber absolutamente nada. Pere Navarro, director de la DGT, ha reiterado que la tolerancia cero es el objetivo final.
Límites de alcohol de la DGT al volante
Aunque actualmente el límite de alcohol permitido es de 0,5 gramos por litro en sangre, se prevé que el Gobierno lo reduzca a 0,2 gramos, lo que equivale prácticamente a no poder beber ni una sola copa antes de ponerse al volante.
Si bien el nuevo límite en la tasa de alcohol aún no es oficial, la propuesta está sobre la mesa y cuenta con el respaldo de la Comisión Europea, que también quiere reducir la siniestralidad en las carreteras. Esto significa que, en cuanto la normativa entre en vigor, un simple sorbo podría ser suficiente para dar positivo en un control de alcoholemia.
Así selecciona la Guardia Civil a los conductores
Según fuentes de la DGT, los agentes no realizan los controles de manera aleatoria. La realidad es que se presta mucha atención al comportamiento de los conductores. Si un vehículo muestra movimientos erráticos, o si el conductor parece nervioso o incómodo al acercarse a los agentes, es más probable que sea detenido para un control. Este tipo de observaciones son cruciales para la selección.
El proceso de control de drogas es más complejo y costoso. Cada test de drogas puede llegar a costar entre 10 y 20 euros, por lo que los recursos no se pueden desperdiciar. Debido a esto, la DGT prioriza a los conductores que, tras someterse a un control de alcoholemia, den 0,0 pero muestren signos de haber consumido otro tipo de sustancias. Esta táctica ha demostrado ser eficaz para detectar a aquellos que creen que pasarán desapercibidos solo porque no han bebido alcohol.
El dirección que la DGT ha tomado hacia las drogas es uno de los temas con más fuerza. Aunque aún no se ha establecido un límite claro para la cantidad de drogas permitida en el organismo, lo que se busca es la «presencia» de estas sustancias, algo que las pruebas actuales pueden detectar con precisión. Sin embargo, el problema de los falsos positivos, en algunos casos por medicamentos, sigue siendo un desafío.
Por tanto, la DGT sigue afinando sus técnicas para hacer las carreteras más seguras, y ahora más que nunca, los conductores deben estar atentos a las nuevas normativas. Con controles más precisos y una mayor observación de los comportamientos en carretera, queda claro que nadie está fuera del radar de la DGT.