Lo que no debes hacer si llevas la comida al trabajo: tu salud está en juego

Comida trabajo

Al llevar la comida al trabajo hay que extremar las precaciones

Llevar la comida al trabajo se ha convertido en una práctica común para aquellos que desean ahorrar dinero, controlar su dieta o simplemente disfrutar de una comida casera en su jornada laboral.

Sin embargo, aunque esta opción parece la más saludable, hay ciertos errores que pueden poner en riesgo tu salud sin que lo notes.

Uno de los errores más frecuentes es no prestar suficiente atención a la temperatura de los alimentos. Es vital mantener la comida a una temperatura segura desde que la preparas hasta que la consumes. Si los alimentos permanecen demasiado tiempo a temperatura ambiente, pueden convertirse en un caldo de cultivo para bacterias peligrosas como la Salmonella o la E. coli.

Los peligros de conservar mal la comida

Según los expertos en seguridad alimentaria, las comidas que permanecen más de dos horas fuera del refrigerador pueden alcanzar una zona de peligro, donde las bacterias se multiplican rápidamente. Para evitar esto, utiliza una bolsa térmica y un buen paquete de gel frío para mantener los alimentos a la temperatura adecuada hasta la hora de comer.

Otro aspecto que muchas personas pasan por alto es el almacenamiento adecuado de los alimentos. No basta con colocar la comida en un recipiente y meterla en la nevera de la oficina. Es crucial que los recipientes sean herméticos para evitar contaminaciones cruzadas con otros alimentos que compartan el espacio. Además, asegúrate de que la nevera esté a la temperatura correcta, que debería ser de 4°C o menos. También es recomendable etiquetar los recipientes con la fecha en que se preparó la comida para llevar un control del tiempo que lleva almacenada.

Recalentar la comida y olvidos

Asimismo, es importante tener cuidado con la forma en que recalientas la comida en el microondas de la oficina. A menudo, las personas no calientan la comida lo suficiente o de manera uniforme, lo que puede dejar zonas frías donde las bacterias sobreviven. Para evitar esto, remueve la comida a mitad del tiempo de calentado y verifica que toda la porción esté caliente antes de comer. Los alimentos deben alcanzar una temperatura interna de al menos 75°C para ser seguros.

El olvido de los tiempos de consumo es otro error común. Las sobras de días anteriores pueden parecer una opción rápida y conveniente, pero si no se consumen en un plazo de tres a cuatro días, deben ser desechadas. Incluso si el alimento no huele mal, puede estar contaminado con bacterias dañinas que no alteran el olor ni el sabor, pero sí pueden causar intoxicaciones graves.

Por último, es esencial no ignorar las condiciones de limpieza. El lugar donde comes y los utensilios que utilizas deben estar limpios. Las superficies en la oficina pueden estar contaminadas con gérmenes, por lo que es recomendable limpiar la mesa antes de comer. Además, lleva tus propios utensilios, bien desinfectados, para reducir el riesgo de contaminación.

Por tanto, llevar comida al trabajo puede ser una excelente manera de cuidar tu alimentación, pero solo si se toman las precauciones adecuadas. Mantener la temperatura correcta, almacenar adecuadamente los alimentos, recalentar de manera uniforme, consumir en tiempos adecuados y asegurar la limpieza de tus utensilios y el entorno son prácticas esenciales para proteger tu salud. Al prestar atención a estos detalles, puedes disfrutar de tus comidas caseras sin poner en riesgo tu bienestar.

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