Retrasar la edad de jubilación podría tener consecuencias negativas para la salud de los trabajadores, según un reciente estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
La investigación revela que alargar la vida laboral aumenta el riesgo de mortalidad entre los 60 y 69 años hasta en un 38%, especialmente en empleos con alta demanda física y niveles elevados de estrés. Este hallazgo abre un debate sobre los efectos de las reformas en la edad de jubilación y su impacto en la calidad de vida de las personas mayores.
El estudio de Fedea, que examina el impacto de retrasar la jubilación en la mortalidad, apunta a un aumento significativo en el riesgo de fallecimiento al retrasar la salida del mercado laboral. El incremento es particularmente alto en aquellos que no tienen la opción de jubilarse parcialmente, ya que continúan trabajando a tiempo completo en ocupaciones que podrían afectar su salud física y mental.
La evolución de la edad de jubilación
La edad de jubilación ha estado en constante evolución. Actualmente, la edad ordinaria de jubilación es de 66 años y seis meses, o de 65 años para quienes han cotizado más de 38 años. Este umbral se elevará a los 67 años para 2027. La modificación progresiva de la edad de retiro responde a una necesidad de garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones en un país con una población cada vez más envejecida. Sin embargo, este ajuste también genera preocupaciones sobre cómo afectará la prolongación de la vida laboral a la salud de los trabajadores mayores.
Los resultados del estudio indican que el riesgo de mortalidad se incrementa considerablemente en trabajos físicamente exigentes y mentalmente estresantes, pero disminuye cuando los empleados tienen acceso a la jubilación parcial. De esta forma, el estudio destaca la importancia de tener opciones flexibles para la jubilación, lo que puede reducir el impacto negativo en la esperanza de vida de los trabajadores.
El informe de Fedea sugiere que retrasar la jubilación sin ofrecer alternativas adecuadas, como la jubilación parcial, puede tener consecuencias adversas significativas. En particular, advierte que la eliminación o restricción de la jubilación anticipada podría tener un costo social elevado, ya que el impacto negativo en la esperanza de vida supera los beneficios económicos de prolongar la vida laboral. Así, se propone un sistema de jubilación progresiva que permita a los trabajadores reducir gradualmente su carga de trabajo sin comprometer su salud.
Incentivos y desafíos para quienes eligen trabajar más tiempo
Mientras que la jubilación parcial ofrece un camino para reducir la carga laboral antes de retirarse completamente, el gobierno ha introducido incentivos para quienes deciden continuar trabajando más allá de la edad de jubilación. En 2023, se implementaron reformas fiscales para animar a los trabajadores a posponer su retiro. Sin embargo, quienes deseen jubilarse anticipadamente sin cumplir los requisitos de cotización se enfrentarán a recortes significativos en sus pensiones, lo que podría desincentivar la jubilación temprana.
Por tanto, mientras las reformas en la edad de jubilación buscan garantizar la sostenibilidad económica, también es crucial considerar sus efectos en la salud y el bienestar de los trabajadores. Un enfoque más flexible y progresivo podría ser clave para equilibrar las necesidades económicas con el bienestar personal.