El panorama de las pensiones ha experimentado un cambio notable en los primeros seis meses del año, marcado por un aumento sorprendente en las jubilaciones por incapacidad permanente.
Tras tres años consecutivos de descensos en esta categoría, los datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social reflejan un cambio de la tendencia, con un crecimiento que supera ampliamente las cifras registradas en ejercicios anteriores.
Aumenta la incapacidad permanente
En lo que va de 2024, el total de pensiones contributivas de jubilación ha subido en 51.628, una variación del 0,51% que se alinea con el comportamiento de la última década. Sin embargo, lo que realmente destaca es el incremento en las pensiones por incapacidad permanente. En junio, la Seguridad Social gestionó 961.167 pensiones de este tipo, lo que supone un aumento de 15.191 en comparación con el cierre de 2023, y un incremento de 14.608 en relación con el mismo mes del año pasado.
Este crecimiento, que se traduce en un 1,6% solo en la primera mitad del año, duplica e incluso triplica los valores observados en los años previos. A modo de referencia, en los dos años anteriores, el número de pensiones por incapacidad permanente había disminuido en aproximadamente 3.800 anualmente. Entre 2014 y 2019, la variación fue positiva, pero limitada a unas 7.000 nuevas pensiones al año. Este cambio abrupto en la tendencia plantea interrogantes sobre los factores que podrían estar impulsando este aumento.
Una de las pensiones más demandadas en España
La pensión de incapacidad permanente, según la Seguridad Social, se otorga a trabajadores que, tras recibir tratamiento médico y haber sido dados de alta, presentan reducciones anatómicas o funcionales graves, previsiblemente definitivas, que limitan o anulan su capacidad laboral. Dependiendo de la severidad de las limitaciones, estas pensiones pueden clasificarse en parcial, total, absoluta o gran invalidez.
En términos de su importancia dentro del sistema de pensiones, las de incapacidad permanente ocupan el tercer lugar, solo por detrás de las de jubilación y viudedad, representando el 9,5% del total de pensiones contributivas. Económicamente, estas pensiones tienen un coste mensual de 1.117 millones de euros, equivalente al 8,7% de la nómina total de pensiones contributivas, y la pensión media se sitúa en 1.162 euros mensuales, la segunda más alta después de la de jubilación.
Un aspecto destacable es la distribución de estas pensiones por sector. Del total de 961.167 pensiones de incapacidad permanente, el 76,89% corresponde a trabajadores del régimen general, mientras que un 11,75% corresponde a autónomos. Esta distribución difiere significativamente de la de las pensiones de jubilación, donde los autónomos representan un 20,68%.
Es crucial mencionar que las pensiones por incapacidad permanente están estrechamente vinculadas a la incidencia de accidentes laborales. En los primeros cinco meses del año, España ha registrado 254.535 accidentes laborales con baja, un 1,7% más que en el mismo periodo del año anterior. De estos, el 86% ocurrieron durante la jornada laboral, con sectores como la industria manufacturera y la construcción liderando en siniestralidad.
Además, como el resto de las pensiones contributivas, las de incapacidad permanente se han revalorizado este año un 3,8%. Las pensiones mínimas varían según la gravedad de la incapacidad, oscilando entre 14.466 euros anuales para invalidez parcial en el régimen de accidentes de trabajo, y hasta 21.699 euros para casos de gran invalidez con cónyuge a cargo.
El notable aumento en las jubilaciones por incapacidad permanente subraya la necesidad de un análisis más profundo sobre los factores subyacentes, incluyendo la posible influencia de cambios en la normativa laboral, el envejecimiento de la población activa y la evolución de las condiciones de trabajo.