El año 2025 y las personas que desean acceder a la jubilación vendrán acompañados de grandes cambios. Las nuevas normas amplían los requisitos de acceso, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones en una época en que la población está envejeciendo.
Desde el año 2025, aquellas personas que quieran jubilarse a los 65 años tendrán que haber cotizado un mínimo de 38 años y 3 meses si pretenden acceder al 100% de la pensión cuando se jubilen. Si dichos requisitos no se cumplen, la jubilación deberá hacerse extensiva hasta los 66 años y 8 meses.
Esta reforma, que empezó en el año 2013, comenzaba a elevar los requisitos de cotización a lo largo de los años, para culminar en el año 2027 en el que los trabajadores que quieran jubilarse a los 65 años tendrán que haber cotizado 38 años y 6 meses. Si no se cumple dicho criterio, la jubilación deberá esperar hasta los 67 años.
Edad de jubilación en 2025
Este incremento del número de años de cotización comenzó a aplicarse en respuesta tanto a la baja natalidad como al envejecimiento de la población, sobre todo bajo la presión de la «hucha» de las pensiones. Ante la llegada del «baby boom» a la jubilación, la situación de las arcas públicas está en un punto muy complicado para sostener las pensiones.
Por ello, el Gobierno pretende que se permanezca en el mercado laboral más allá de los 65 años para sancionar las jubilaciones anticipadas. Subida de las pensiones contributivas en el 2025 A pesar de las dificultades para alcanzar la jubilación del 100%, 2025 aterriza con una subida de entre el 3% de las pensiones contributivas que se revalorizan conforme la inflación.
Sin embargo, se trata de un aumento por debajo del incremento del 3,8% que se registró en el 2024 por motivo de la baja inflación que hay actualmente. Durante el año 2023, el gasto en pensiones alcanzó cifras récord, concretamente en septiembre alcanzó los 12.855,2 millones de euros, y se prevé que continúe creciendo.
De esta cantidad, la mayor proporción la acapara las pensiones de jubilación, que acumulan 9.400 millones de euros. Este dinero se distribuye entre más de 6,5 millones de jubilados. También las pensiones de viudedad, incapacidad, orfandad y otras prestaciones reciben como es de esperar una considerable cantidad que aumentan así el coste total del sistema.
Efectos del envejecimiento en el sistema de jubilación
La creciente longevidad que muestra la población española y el arribo a la jubilación de la generación que ha pasado a denominarse «baby boom», que es la una actividad que se traducen en una elevación de la presión que soporta el sistema de pensiones. Esa generación de trabajadores, que corresponde a la generación que es la que está la de trabajadores nacidos entre 1958 y 1975, es la de mayor población activa de la historia reciente del país, lo que ha de suponer un importante asunto de cara a las finanzas públicas.
Los incentivos a la prolongación de la vida activa, la conformación por parte del Gobierno de bonificaciones en la pensión a quienes elijan la prolongación de su estancia en la vida laboral, pretenden ser la respuesta, entre otras, a la carga que se aproxima, así como la estabilidad y la sostenibilidad del mismo sistema de pensiones a largo plazo, cuando cada vez son más quienes dependen de sus prestaciones públicas para su mantenimiento en la vejez.