Desde 2019 hay que registrar las horas de trabajo de los empleados, y las empresas han tenido que adaptarse. Esta medida surgió tras una sentencia del TJUE que buscaba asegurar que los trabajadores no superen su jornada laboral y que se respeten sus derechos.
Sin embargo, muchas empresas pequeñas han optado por sistemas de registro analógicos, que a menudo son poco fiables y fácilmente manipulables. Esto ha provocado que la inspección laboral no siempre tenga acceso a los registros de manera inmediata o transparente.
El Ministerio de Trabajo quiere poner fin a esta situación y modernizar el registro de la jornada laboral mediante el uso de herramientas digitales que den más control y aseguren la transparencia.
El giro para controlar la jornada laboral
El nuevo reglamento obligará a que todas las empresas mantengan un registro diario de las jornadas laborales de sus empleados, pero esta vez de manera digital. La idea es que los sistemas de control horario estén siempre disponibles para que tanto los inspectores laborales como los sindicatos puedan acceder a los datos de forma remota y en tiempo real. Esto eliminaría la posibilidad de manipulación de registros, ofreciendo un control más riguroso y fiable sobre el tiempo de trabajo de cada empleado.
El Ministerio de Trabajo quiere que esta nueva norma entre en vigor lo antes posible. La reducción de la jornada laboral también está en la agenda, con el propósito de que para finales de ese año la jornada máxima ordinaria sea de 38 horas y media en promedio anual. Esto supone un cambio significativo en la forma en que se gestionará el tiempo de trabajo en las empresas, y probablemente generará un fuerte impacto tanto en los trabajadores como en los empleadores.
Más control, menos abusos
Con este nuevo sistema, la idea es reducir al máximo los abusos en cuanto al tiempo de trabajo. La flexibilidad de los sistemas manuales permitió que en algunos casos se ocultaran horas extras o se modificaran los registros para ajustarse a conveniencia de la empresa. Pero con un sistema digital que no se puede alterar sin dejar rastro, será mucho más difícil que estas prácticas continúen.
Además, los inspectores de trabajo podrán acceder a la base de datos de cada empresa de forma inmediata, lo que les permitirá comprobar en tiempo real si se están respetando las normativas laborales. Los sindicatos también tendrán acceso a estos registros, reforzando aún más la vigilancia.
Este cambio no solo busca beneficiar a los trabajadores, asegurando que sus horas laborales sean respetadas, sino que también implica un aumento en la transparencia de las empresas. Para los empleadores, puede suponer un reto adaptarse a los nuevos sistemas digitales, pero a largo plazo garantizará un entorno laboral más justo y equilibrado.
Este nuevo control digital de la jornada laboral es un paso más hacia la modernización y regulación del mercado de trabajo en España. Aunque la medida podría generar ciertos roces en su implementación inicial, la meta es clara: proteger los derechos de los trabajadores y asegurar un control justo y transparente del tiempo de trabajo.