Adiós a la indemnización por despido: el motivo principal que lo anula

Aunque los trabajadores están muy protegidos antes los despidos, existen muchas causas por las que puedes perder el empleo sin recibir una indemnización.

Despido sin indemnización

Esta es la razón por la que te van a despedir sin indemnizarte

La finalización de una relación laboral no siempre conlleva el desembolso de una cantidad adicional para el trabajador. Existen diversas modalidades de despido, y no todas requieren el pago de una indemnización.

Es fundamental comprender las circunstancias bajo las cuales un trabajador puede ser despedido sin recibir una compensación adicional más allá de su finiquito.

La normativa que regula estas situaciones en España es el Estatuto de los Trabajadores. Este establece que cualquier despido debe comunicarse por escrito y debe especificar los motivos que lo justifican. Los artículos 52 y 54 del estatuto enumeran las razones válidas para que una empresa despida a un trabajador, así como los diferentes tipos de despido que se pueden aplicar.

Tipos de despidos

A continuación, se detallan las distintas modalidades de despido y sus características y condiciones.

El despido improcedente se da cuando una empresa no puede justificar adecuadamente los motivos del despido o cuando estos motivos no son suficientemente graves para justificar la terminación del contrato. También se considera improcedente si la empresa no sigue los procedimientos legales establecidos, como no comunicar el despido por escrito o no detallar adecuadamente los motivos.

Antes de la reforma laboral de 2012, la indemnización por despido improcedente era de 45 días por año trabajado. Sin embargo, desde la reforma, esta compensación se redujo a 33 días por año trabajado, con un límite máximo de 24 mensualidades. Esta reducción en la indemnización ha sido motivo de debate, ya que muchos trabajadores consideran que no compensa adecuadamente la pérdida de empleo.

El despido objetivo se produce cuando una empresa despide a un trabajador por razones económicas, técnicas, organizativas o productivas. Por ejemplo, si una empresa está enfrentando pérdidas financieras, prevé una caída en sus ingresos o ventas, o necesita reorganizarse para mejorar su eficiencia, puede optar por despedir a un empleado bajo esta modalidad.

Este tipo de despido requiere una indemnización de 20 días por año trabajado, con un límite máximo de 12 mensualidades. Además, el trabajador tiene derecho a un preaviso de 15 días o, en su defecto, a una compensación equivalente a esos 15 días de salario.

Si el despido objetivo afecta a un número considerable de empleados dentro de un corto período de tiempo, se considera un despido colectivo, el cual tiene sus propios procedimientos y requisitos adicionales que deben cumplirse para ser válido.

El despido sin indemnización

El despido disciplinario es una opción que las empresas pueden utilizar cuando el comportamiento del trabajador justifica el cese inmediato de su contrato. Las razones para un despido disciplinario son variadas e incluyen faltas de asistencia o puntualidad, indisciplina, desobediencia, ofensas verbales o físicas, incumplimiento de la buena fe contractual, disminución del rendimiento, embriaguez o toxicomanía, y acoso discriminatorio.

Este tipo de despido es el único que no conlleva una indemnización. No obstante, el empleado sigue teniendo derecho a recibir su finiquito, que incluye los salarios pendientes, las partes proporcionales de pagas extraordinarias y vacaciones no disfrutadas. Es importante que la empresa pueda demostrar los motivos alegados, ya que de lo contrario, el despido podría ser declarado improcedente.

Por tanto, la finalización de la relación laboral entre una empresa y un trabajador puede ocurrir de diversas formas y por múltiples razones. Entender las diferencias entre despido improcedente, objetivo y disciplinario es crucial tanto para empleadores como para empleados. Mientras que algunos tipos de despido requieren indemnización, otros, como el despido disciplinario, no la contemplan. Sin embargo, siempre se debe cumplir con la normativa vigente para asegurar que el proceso sea justo y legal. Es esencial que tanto empleados como empleadores estén bien informados sobre sus derechos y obligaciones para evitar conflictos y garantizar un trato equitativo.

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