Con el verano y el aumento de las temperaturas, las actividades al aire libre se convierten en una opción atractiva para muchos, aunque los picos de calor suelen llevar a las personas a buscar alternativas más frescas.
En los últimos años, una de estas alternativas que ha ganado relevancia en España es el alquiler de piscinas privadas, un negocio que ha experimentado un crecimiento significativo desde la pandemia de 2020.
Durante la crisis sanitaria del COVID-19, las medidas de distanciamiento social impulsaron a muchas familias a evitar las aglomeraciones en instalaciones públicas como las piscinas municipales. En este contexto, surgió la tendencia de alquilar piscinas privadas por horas o días, proporcionando a los usuarios una opción más segura y exclusiva para disfrutar del verano. Tres años después, esta práctica continúa en en aumento, consolidándose como una oportunidad rentable tanto para propietarios como para usuarios.
Aumento del alquiler de piscinas
De acuerdo con datos recientes los propietarios que deciden participar en este mercado pueden obtener una rentabilidad media de 4.000 euros durante la temporada estival. En algunos casos, las ganancias pueden superar los 10.000 euros, dependiendo de factores como la ubicación, el tamaño de la piscina y las comodidades adicionales que se ofrezcan a los inquilinos.
El proceso de alquiler de piscinas privadas se ha simplificado en gran medida con la aparición de plataformas y empresas que lo gestionan. Los propietarios interesados solo necesitan registrarse en la plataforma, establecer las normas de uso de su piscina y fijar un precio acorde con las características del espacio. Los precios varían, pero suelen comenzar en torno a los 30 euros por persona y día. Una vez publicado el anuncio, los interesados pueden realizar una reserva, especificando la fecha, el lugar y el número de asistentes. El anfitrión recibe la solicitud y tiene la opción de aceptarla o rechazarla. En caso de aceptar la reserva, el cliente realiza el pago y recibe la información necesaria para acceder a la propiedad.
Alternativa atractiva para propietarios y clientes
Este modelo de negocio no solo ofrece una solución refrescante para aquellos que buscan combatir el calor, sino que también representa una fuente de ingresos pasivos para los propietarios. Además, se ha convertido en una alternativa atractiva para celebrar eventos como cumpleaños, barbacoas o simplemente disfrutar de unas horas de relajación en un entorno privado. La flexibilidad y privacidad que ofrece esta opción han sido claves para su popularidad creciente.
En un país donde el turismo y las actividades al aire libre son fundamentales durante la temporada de verano, el alquiler de piscinas privadas se perfila como una tendencia en expansión. A medida que más personas buscan experiencias personalizadas y diferentes, es probable que este mercado continúe atrayendo a nuevos usuarios, consolidándose como una opción preferida para aquellos que desean disfrutar de momentos únicos sin renunciar a la comodidad y seguridad.
Este auge del alquiler de piscinas privadas refleja un cambio en las preferencias de ocio, impulsado por la búsqueda de alternativas más íntimas y exclusivas. Con el calor del verano como catalizador, este negocio se está posicionando no solo como una solución temporal, sino como una tendencia que podría redefinir cómo se disfrutan los espacios recreativos en un futuro cercano. La rentabilidad para los propietarios y la satisfacción de los usuarios sugieren que este modelo tiene un largo recorrido por delante.