El uso del dinero en efectivo ha disminuido significativamente entre la población, en gran medida gracias a las comodidades que ofrecen las tarjetas de crédito. En la actualidad, este fenómeno ha evolucionado aún más con las opciones de pago móvil y plataformas de transferencias instantáneas como Bizum, que simplifican las transacciones diarias sin necesidad de efectivo físico.
Sin embargo, ciertos sectores de la sociedad, como los mayores, todavía prefieren el manejo del dinero en efectivo debido a su falta de familiaridad con estas nuevas tecnologías. Mantener una reserva de efectivo en el hogar se considera útil para enfrentar emergencias o ante posibles fallos tecnológicos que restrinjan el acceso a fondos de manera inmediata.
Ventajas y Desventajas de guardar efectivo
Al guardar efectivo en casa, se obtienen beneficios claros, tales como la independencia tecnológica y la capacidad de responder ante situaciones urgentes. Además, gestionar gastos cotidianos con efectivo puede promover un ahorro efectivo al tener un control tangible del dinero que se gasta, un aspecto que frecuentemente se pierde al realizar pagos electrónicos o con tarjeta.
Por otro lado, esta práctica no está exenta de desventajas. Una notable es la falta de rentabilidad del dinero guardado, ya que este no genera intereses como lo haría en una cuenta de ahorros, especialmente relevante en tiempos de inflación y fluctuación de precios en el mercado inmobiliario.
Límites legales del efectivo en el hogar
Es común preguntarse sobre la legalidad y límites de guardar dinero en efectivo en casa. Legalmente, no hay restricciones ni límites específicos para la cantidad de efectivo que se puede almacenar privadamente.
Se aconseja tener suficiente efectivo para cubrir urgencias o incluso gastos fijos de hasta seis meses. No obstante, es crucial ser consciente de las leyes contra el blanqueo de capitales y la economía sumergida. La legislación establece un límite claro para la cantidad de dinero en efectivo que se puede llevar consigo, fijado en 100.000 euros dentro de España, según la Ley 10/2010 del 28 de abril.
Para transportar cantidades superiores, es necesario declararlas a través de la Agencia Tributaria, y se prohíben los pagos en efectivo superiores a los 1.000 euros para prevenir el blanqueo de capitales.