El reparto de la herencia es un proceso que en muchas ocasiones resulta tedioso. Y es que no es fácil pasar por un periodo de luto, mientras tienes que desenvolverte en todo un mundo desconocido de gestiones y plazos que cumplir. Pero, ¿Por qué nos resulta tan desconocido un proceso por el que casi con total seguridad, pasaremos alguna vez?
El motivo es que la muerte, y por ende la herencia o el testamento, no son temas que nuestra cultura tenga muy visibilizados. Ocurre y es parte de la vida, sin embargo, es difícil de afrontar. Por tanto, si no planteamos la posibilidad de que nos ocurra o le pase a un familiar, no llegamos tampoco a plantearnos cómo afrontar la parte más formal.
El problema que conlleva este desconocimiento, es que llegado el momento, son muchas las dudas que se nos plantean. ¿Cómo se reparte la herencia?, ¿Quiénes son los herederos?, ¿Hay testamento?, ¿Qué impuestos se deben liquidar?. Preguntas que además, tienen fecha de resolución si no queremos tener otro tipo de problemas.
Dadas las circunstancias, la mejor opción llegado el momento es acudir a un experto en derecho de sucesiones para que lleve a cabo los procesos más dificultosos de la herencia. Además, a modo de consejo, es importante que los herederos afronten de forma unida este camino para que entre todos, se haga lo más fácil posible.
El reparto de herencia: Un camino desconocido
Una de las sorpresas menos agradables con la que suelen encontrarse los herederos, es que la herencia conlleva una serie de gastos que son ineludibles. Además, la gestión en sí no es fácil. Hay que reunir documentos que desconocíamos, solicitar certificados o presentar formularios en diferentes organismos. No obstante, tras reunir la documentación principal, lo siguiente es liquidar los impuestos. Y es que la herencia, no deja de ser una transmisión desde el causante, a sus herederos.
Cabe recordar, que la herencia engloba el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que no se extinguen con la muerte de una persona. Esto significa, que si existe cierto patrimonio, hay que tributar por ello. Por este motivo, hay dos impuestos que hay que liquidar de forma obligatoria. A continuación te contamos de qué se trata.
Impuestos que hay que liquidar
El Impuesto de Sucesiones y Donaciones es un impuesto estatal cuya gestión está cedida a las comunidades autónomas. Este grava dos tipos de transmisiones diferentes: las realizadas Inter vivos, es decir, las donaciones; y las transmisiones mortis causa o herencias. En cualquier caso, grava la transmisión de bienes entre personas físicas con carácter gratuito.
La cuantía del importe a abonar será diferente dependiendo del lugar donde residiera el causante antes de morir. Esto es consecuencia de la cesión de este impuesto a las comunidades autónomas. Por tanto, cada una de ellas cuenta con diferentes reducciones en la base imponible del impuesto. Es importante destacar que sin sin pagar este impuesto, no se reparte la herencia. No obstante, se puede liquidar con el dinero que tuviese el fallecido.
Existe otro impuesto que es habitual tener que liquidar en un proceso de herencia. Se trata de la Plusvalía Municipal. Esta debe pagarse si la herencia contiene algún tipo de inmueble urbano. La plusvalía municipal es un impuesto local que grava el incremento de valor que experimenta un inmueble desde que se adquiere hasta que se transmite. Los bienes urbanos pueden ser casas, pisos, garajes o cualquier bien inamovible.