Un barcelonés ha conseguido que la Seguridad Social le reconozca una pensión de incapacidad permanente en grado absoluto. Esta sentencia, del Juzgado de lo Social número 2 de Barcelona, establece un precedente al considerar la dependencia al cannabis como causante de incapacidad, al lado de otras patologías como la fatiga crónica, depresión o una fibromialgia grave. El pensionista percibirá mensualmente 1.181,92 euros, con carácter retroactivo desde el enero de 2021, fecha de la solicitud.
El propio fallo dictado sostiene que las dolencias crónicas, aparte de no poder llevar a cabo esfuerzos mínimos y básicos de la vida diaria, como vestirse o ducharse, tampoco puede llevarlos a cabo sin agravar su muy delicado estado físico y mental. Los tratamientos paliatorios a los que había estado sometido no mejoraron su calidad de vida, por lo cual el tribunal entendió la gravedad de su situación.
Esta sentencia no llegó sin oposición. En primer lugar, la Seguridad Social rechazó la petición del ciudadano aduciendo que sus afecciones no justificaban el que le repudiara la pensión. El informe médico oficial sólo aludía a que existía una dependencia al cannabis, el consumo de opiáceos a través de tratamiento con metadona, y un trastorno ansioso-depresivo moderado. De este modo, la defensa del trabajador logró poner de manifiesto la complejidad y limitación de su condición.
Dependencia del cannabis y otras patologías: una forma de incapacidad permanente
El consumo problemático de cannabis ha sido uno de los puntos del caso cruciales. El estigma que rodea estas afecciones suele ser grande, pero el tribunal dijo que la dependencia crónica puede suponer un impacto severo en la salud física y mental de una persona que afecta a su día a día. En este caso la adicción sumada a una fibromialgia grave y depresión condicionaban al ciudadano para desempeñar cualquier tipo de trabajo. El fallo también recogía el desgaste acumulativo de todas las patologías. Según los informes médicos aportados, la persona trabajadora no padecía únicamente un desgaste por dolor crónico y de agotamiento extremo, sino también de un deterioro emocional que agravaba aún más su situación, poniendo la incapacidad permanente como resultado final de un cuadro sin horizontes de mejora.
Una sentencia que sienta bases en la incapacidad permanente
El caso que nos ocupa podría allanar el camino para que personas con adicciones o con enfermedades crónicas similares, reclamen sus derechos ante la Seguridad Social. Si bien la dependencia al cannabis no se entiende generalmente normalizada como un motivo de incapacidad por sí misma, dicho fallo evidencia que, junto con otras enfermedades, las puede justificar. Se pone, así, de manifiesto que existe una gran necesidad, desde el ámbito institucional para valorar crónicamente la afectación de los trastornos mentales sobre la vida de la ciudadanía. Y, aunque la Seguridad Social reducía cuando menos su gravedad inicial, el juzgado señala que cada cuadro patológico puede tener peso en cuanto a las personas afectadas. Esta sentencia no garantiza sólo justicia a la persona trabajadora, sino que restablece una comunicación clara: la incapacidad permanente no es un asunto tabú, aunque ello implique adicciones.