Mientras en España continúa el pulso por la reducción de media hora diaria de la jornada laboral, la idea de una semana laboral de cuatro días ha ganado terreno en varios países europeos, siendo vista como una posible solución para mejorar la calidad de vida de los trabajadores sin comprometer la productividad.
Aunque el debate sigue en marcha, los ensayos recientes han generado resultados alentadores que podrían marcar un cambio importante en la forma en que trabajamos. La propuesta de reducir los días de trabajo, sin necesariamente disminuir las horas, está siendo considerada por diversos gobiernos europeos, entre ellos el Reino Unido, Portugal, Islandia y Bélgica, quienes ya han experimentado con este modelo.
En el Reino Unido, el gobierno laborista ha planteado la posibilidad de permitir que los trabajadores puedan optar por una semana comprimida de cuatro días, manteniendo las 40 horas semanales habituales. De esta forma, los empleados trabajarían diez horas al día en lugar de las tradicionales ocho horas durante cinco días.
Esta medida podría ser beneficiosa tanto para la productividad como para la vida personal de los trabajadores, permitiéndoles dedicar más tiempo a sus familias y reducir costos, como los de guardería. Aunque aún en fase de discusión, este enfoque busca ofrecer flexibilidad sin imponer cambios obligatorios a las empresas.
Viabilidad de la jornada laboral de 4 días
El enfoque no es universal. Profesiones como la enseñanza, que requieren un calendario fijo, no podrían beneficiarse de esta modalidad. Además, el gobierno británico ha sido claro en que no tiene intención de forzar esta jornada comprimida en todos los sectores. Sin embargo, la opción está sobre la mesa para aquellas empresas y trabajadores que deseen implementarla, lo que podría atraer a más personas al mercado laboral y favorecer el crecimiento económico.
Los ensayos realizados en el Reino Unido hace un año arrojan resultados prometedores. De 61 empresas que participaron en el proyecto piloto, 58 decidieron extender la experiencia más allá del periodo inicial, y 18 de ellas hicieron la semana laboral de cuatro días de manera permanente. Los resultados indican que la reducción de días laborables no afectó negativamente la productividad, y algunos negocios vieron un aumento en el bienestar de los empleados, lo que a su vez mejoró su rendimiento.
Otros países que han probado trabajar 4 días
Portugal también se ha sumado a esta tendencia. En su experimento piloto, que involucró a un millar de trabajadores, más del 90% de las empresas informaron resultados positivos. Los empleados notaron mejoras significativas en su salud mental y bienestar general, lo que refuerza la idea de que un equilibrio entre el trabajo y la vida personal puede ser alcanzable con esta nueva estructura laboral.
Bélgica ha optado por una política similar, donde los trabajadores pueden concentrar su jornada laboral en cuatro días sin reducir las horas. Aunque no implica una disminución del tiempo trabajado, este enfoque busca ofrecer a los empleados mayor flexibilidad y control sobre sus horarios.
En España, la implementación de una jornada laboral de cuatro días ha sido motivo de interés, aunque aún enfrenta retos. El Ministerio de Industria lanzó un programa piloto con incentivos económicos para empresas industriales que redujeran su semana laboral, destinando 50 millones de euros a tal fin. Sin embargo, el proyecto ha acumulado retrasos y no ha avanzado al ritmo esperado.
Por tanto, la jornada laboral de cuatro días está cada vez más cerca de ser una realidad en Europa. Aunque todavía se enfrenta a desafíos y no es aplicable en todos los sectores, los ensayos han demostrado que puede ser una opción viable para mejorar el bienestar de los empleados y mantener la productividad.