En un contexto marcado por la escalada del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Gobierno implementó en el año 2023 una significativa revalorización de las pensiones, llegando hasta un 8,5%. Esta medida tenía como objetivo principal contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo que habían experimentado los jubilados.
Sin embargo, este aumento en las prestaciones también tiene repercusiones en la declaración de la Renta correspondiente a dicho ejercicio fiscal, planteando nuevos desafíos para los pensionistas.
El notable incremento en las nóminas de los jubilados en 2023 se traduce ahora en una mayor tributación ante el fisco. Se estima que la tributación media podría aumentar en aproximadamente 1.400 euros debido a esta subida de las pensiones. Esto se debe a que sobre las pensiones se aplican retenciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), las cuales varían en función del monto percibido y otras circunstancias personales.
Qué pensionistas tienen que hacer la declaración de la Renta
Es importante señalar que los pensionistas jubilados con pensiones contributivas están obligados a presentar la declaración de la Renta, ya que estas pensiones se consideran rendimientos del trabajo. Por lo tanto, la variación en el sueldo recibido durante el año 2023 influirá directamente en la cantidad a tributar. Los tramos del IRPF establecidos para las pensiones en 2023 son diversos, comenzando desde el 9,5% hasta el 24,5%, dependiendo del nivel de ingresos.
No obstante, hay excepciones a esta obligación de presentar la declaración de la Renta. Aquellos pensionistas cuyos rendimientos íntegros del trabajo no superen los 22.000 euros están exentos, aunque este límite se reduce a 15.000 euros si han tenido más de un pagador durante el año. Además, los pensionistas que obtengan rendimientos derivados de capital inmobiliario o ganancias patrimoniales que no excedan los 1.600 euros anuales tampoco están obligados a rendir cuentas ante Hacienda.
Es importante tener en cuenta que las pensiones recibidas del extranjero se consideran como un segundo pagador, lo que implica que los pensionistas podrían estar obligados a presentar la declaración de la Renta si superan los 1.600 euros en estos rendimientos.
Por tanto, la subida de las pensiones en 2023, aunque representó un alivio para muchos jubilados, ahora conlleva una mayor carga tributaria en la declaración de la Renta. Los pensionistas deben tener en cuenta estas variaciones al momento de cumplir con sus obligaciones fiscales, buscando asesoramiento profesional si es necesario para optimizar su situación fiscal.
Deducciones en las pensiones
En la declaración de la renta, las pensiones de jubilación se consideran rendimientos del trabajo, con retenciones de IRPF que varían desde el 1% para pensiones de menos de 12.000 euros hasta el 15,59% para pensiones que superan los 30.000 euros. Sin embargo, existen formas en las que los jubilados pueden reducir sus impuestos al hacer la declaración. Por ejemplo, los planes de pensiones individuales permiten deducciones fiscales, con un límite de 1.500 euros desde 2022, mientras que los planes de pensiones de empleo tienen un límite de 8.500 euros, lo que podría resultar en un beneficio fiscal de hasta 10.000 euros.
Además, los pensionistas pueden beneficiarse de la deducción del 15% de las cantidades aportadas para la compra de una vivienda habitual realizada antes de enero de 2013, así como de posibles bonificaciones fiscales si la vivienda está arrendada, dependiendo de la comunidad autónoma.
Por último, los pensionistas pueden deducir las cuotas sindicales que siguen pagando, según aclaró la Dirección General de Tributos en julio de 2021. Estas medidas proporcionan oportunidades para que los jubilados reduzcan su carga fiscal al realizar la declaración de la renta.