Una anciana de Shanghái ha dado la vuelta a las redes sociales con una decisión que pocos podrían imaginar a tal punto que ha hecho noticia: borró del testamento a sus tres hijos, y destinó su fortuna valorada en 20 millones de yuanes (aproximadamente 2,6 millones de euros) a sus perros y gatos, una herencia insólita que ha empezado una discusión que abarca desde lo familiar a lo legal.
Liu, la mujer de la noticia, hace así pública su decisión cuando de una de sus enfermedades, cuando más necesita a sus hijos, se siente sola sin la ayuda de ellos, aun habiendo sido sus perros y gatos quienes la han acompañado, y es que parece determinarse en la forma en que algunas personas establecen sus vínculos con sus mascotas. Liu, así entonces, afirma que su fortuna vaya enteramente a los compañeros de su casa, con la responsabilidad de la clínica veterinaria de administrar los recursos. Y, sin embargo, la herencia es inválida en China porque no se puede dejar una herencia a los animales.
Un testamento ilegal
Así, nombró a la clínica veterinaria para gestionar los recursos, con la misión de facilitar una vida tranquila a sus mascotas a su muerte, aunque la sugerencia de algunos expertos debió ajustar dicho propósito. En la opinión de Chen Kai, un funcionario del Centro de Registro de Testamentos de China, se sugiere una persona de confianza que supervise el cuidado de los animales, para evitar malentendidos o desvíos de los fondos.
Sin embargo, Liu puede ser inflexible, aunque deja la puerta abierta a la modificación de su testamento en caso de que sus hijos cambien de actitud. Los especialistas han advertido, en cambio, que este tipo de testamentos permiten recursos mal empleados y no utilizados como le tocaría. Sin embargo, Liu ha dicho que, sin embargo, desea de tratar de ser un fiel reflejo de los animales que le brindaron la vida amorosa de su amor en los últimos años.
¿Se quedarán los hijos sin herencia?
La historia de Liu no solo ha llegado a sus más cercanos, sino que, de igual manera, ha vuelto a abrir el debate en las redes sociales e incluso en los medios. Mientras que hay quienes celebran su decisión de dejar a los hijos fuera de su testamento, y consideran que su actitud es un modo de vengarse emocionalmente hablando; por el contrario, están también quienes piensan que los hijos deberían tener la opción de una segunda oportunidad. Más aún, la oficina registro de testamentos ha recordado a Liu que puede cambiar de opinión en cualquier momento. En este sentido, la disposición de esos mismos hijos será determinante. Aunque parece muy poco probable que la anciana -considerando su forma de vivir distintas pasas su vida- cambie de opinión pronto. En definitiva, la enseñanza que esta historia nos deja es clara: los vínculos familiares no siempre prevalecen sobre el amor y la lealtad.
En este sentido, las mascotas sellaron en la vida de Luis un lugar privilegiado, y son sus hijos quienes han tenido que resignarse a una lección a todas luces demasiado tardía. Lo cierto es que el destino final de esta herencia sin duda a partir de ahora dará que hablar.