La pensión máxima de jubilación experimentará un incremento muy pronunciado a partir de 2025. La dicha prestación ascenderá a 3.267 euros mensuales, según la Seguridad Social, al sumarse la revalorización del complemento por el que se encuentra regulada, el IPC, más un incremento adicional del 0,115%. La revalorización es fundamental para mantener el poder adquisitivo de las pensiones de jubilaciones de los pensionistas ante la inflación, en coherencia con los compromisos del Gobierno. Actualmente, se perciben un importe máximo de 3.175 euros mensuales por el concepto de pensiones contributivas en 2024.
El aumento de las pensiones contributivas no solo afecta a las pensiones de jubilación, sino que también se aplicará a otras prestaciones contributivas, como la incapacidad permanente o las pensiones de viudedad, de orfandad, o a favor de familiares. De cualquier forma, para llegar a recibir esta cuantía máxima, debe haberse cotizado sobre las bases más elevadas durante el tiempo de la vida laboral.
El objetivo de la revalorización de la pensión máxima de jubilación es el de incrementar la protección para aquellos que han estado cotizando al mismo sistema durante periodos prolongados de tiempo. Por otro lado, se encuadra en el marco de un plan de subidas graduales que acompañarán el aumento de las bases máximas a efectos de cotización hasta el año 2050.
Aumento de la pensión de jubilación
El mecanismo de revalorización atendiendo al IPC ha sido clave para conservar el poder adquisitivo de los pensionistas. La revalorización de las pensiones contributivas de 2025 establece un incremento general del 2,8% en virtud de la inflación del año anterior y, al mismo tiempo, se aplicará igualmente el ajuste del incremento del 0,115% en la pensión máxima, que permitirá sobrepasar la cifra de los 3.200 euros al mes por primera vez. Se quiere indicar que el incremento a nivel de jubilaciones va destinado, sobre todo, a aquellos que estuvieron cotizando por máximas bases a lo largo del periodo de su trayectoria laboral.
Además, sirve para fortalecer el sistema de pensiones en un tiempo de cambios demográficos y de crisis económicas. De cualquier forma, aquellos que no cumplan con los requisitos de cotización máxima no podrán llegar a recibir el máximo, sino solo hasta el importe de la prestación calculada con respecto a las bases reguladoras que le tocan por su situación personal. El considerable efecto positivo también hace extensible al resto de las prestaciones contributivas, tal y como las que tienen que ver con la pensión de incapacidad permanente absoluta, la gran invalidez o la que disfrutan los viudos y viudas siempre que se cumplan los criterios exigidos en cuanto a las aportaciones, de este modo el porcentaje puede llegar hasta el 100%.
Otras pensiones contributivas
El incremento de la pensión máxima a partir de 2025 no únicamente se produce en relación a las pensiones de jubilación, sino que también incide en prestaciones como la incapacidad permanente, la pensión de viudedad, la pensión de gran invalidez, la pensión por incapacidad permanente absoluta o la pensión de viudedad, entre otras. La pensión de incapacidad permanente absoluta se regula en base a un rendimiento del 100% de la base, la gran invalidez incorpora un complemento por dependencia y las mejoras en las prestaciones, del mismo modo que la de los pensionistas, van orientadas a paliar costes que soportan aquéllos que se encuentran en la penuria económica más acelerada.
Al mismo tiempo que apuntalan un sistema, siempre limitado por los estrictos requisitos exigidos en materia de cotización, que intenta adaptarse a las necesidades de la población actual.