La Seguridad Social y el Imserso han sido siempre una tabla de salvación para aquellos que, por diversas circunstancias, no han podido acumular suficientes cotizaciones a lo largo de su vida laboral.
Las pensiones no contributivas, tanto de jubilación como de invalidez, son una de esas ayudas esenciales que permiten a miles de personas en España cubrir sus necesidades básicas.
Sin embargo, estas pensiones tienen ciertos requisitos que deben cumplirse rigurosamente para mantener el beneficio, especialmente en lo que respecta a los ingresos anuales del beneficiario. Un aspecto crítico en este sentido es la recepción de una herencia, un acontecimiento que podría poner en riesgo la continuidad de esta ayuda tan vital.
Límites para cobrar una pensión no contributiva
El límite de ingresos anuales para acceder y mantener la pensión no contributiva está fijado en 7.250,60 euros. Este umbral, establecido por el Imserso, no solo es un indicador para la concesión inicial de la pensión, sino también un factor determinante para su continuidad. Si un beneficiario recibe una herencia y sus ingresos anuales superan este límite, la pensión podría ser suspendida, ya que se dejaría de cumplir con el requisito de carencia de rentas.
Es importante destacar que este límite de ingresos puede variar si el pensionista vive con otras personas dentro de la misma unidad familiar. La normativa establece que «únicamente se cumple el requisito cuando la suma de las rentas o ingresos anuales de todos los miembros de su unidad de convivencia es inferior a las cuantías estipuladas, según el grado de parentesco y el número de personas que viven en la familia». Por tanto, una herencia que eleve los ingresos totales de la unidad familiar podría también afectar la continuidad de la pensión, no solo a nivel individual sino colectivo.
Qué hacer si recibo una herencia
Cuando se recibe una herencia, el beneficiario de una pensión no contributiva debe actuar con rapidez y diligencia. No solo se trata de un mero acto administrativo, sino de la necesidad de cumplir con las obligaciones legales para evitar problemas mayores. Según la legislación vigente, es obligatorio informar al Imserso sobre cualquier cambio en la situación económica, personal o familiar que pueda afectar la percepción de la pensión. Si los ingresos anuales superan el límite establecido debido a la herencia, el pensionista tiene la responsabilidad de notificarlo antes del 31 de marzo del año siguiente.
Es crucial entender que este tipo de notificaciones no se pueden posponer o ignorar. En caso de no informar sobre la recepción de una herencia dentro del plazo establecido, el pensionista corre el riesgo de que la pensión sea suspendida de manera inmediata. Además, si se determina que la omisión fue intencional, podría derivar en la obligación de devolver las cantidades indebidamente percibidas, lo que puede ser un duro golpe económico para personas que ya de por sí están en una situación vulnerable.
El plazo para comunicar estos cambios es de 30 días desde que se acepta la herencia. Este plazo, aunque parece razonable, puede resultar corto si no se tiene en cuenta desde el primer momento la necesidad de informar a la Seguridad Social. Es esencial no confundir las responsabilidades y pensar que el Imserso es el único organismo al que se debe notificar, ya que la notificación debe hacerse a la Seguridad Social, entidad que gestiona estas prestaciones.
Por tanto, recibir una herencia puede significar el fin de la pensión no contributiva si no se maneja adecuadamente. Los beneficiarios de estas pensiones deben estar atentos a los requisitos y plazos para informar sobre cualquier cambio en sus ingresos o situación personal, para evitar la suspensión de un beneficio que, para muchos, es esencial.