El fin de la percepción de la pensión por discapacidad a partir de una edad específica ha sido confirmado por la Seguridad Social, estableciendo un límite para aquellos beneficiarios que han estado recibiendo esta prestación.
Estas pensiones, destinadas a personas que no tienen derecho a una pensión contributiva pero cuentan con un grado de discapacidad del 65% o más, no tienen carácter vitalicio y dejan de pagarse automáticamente cuando el beneficiario alcanza la edad de 65 años.
La pensión por discapacidad se otorga a aquellos individuos con un grado de discapacidad que les impide desempeñar un empleo, lo que lleva a solicitar esta ayuda, especialmente si carecen de ingresos propios o de un patrimonio de ingresos pasivos.
La situación se complica para quienes no poseen propiedades inmobiliarias u otros activos que respalden sus necesidades financieras mensuales.
Requisitos para cobrar la pensión por discapacidad
El requisito de edad para ser beneficiario de la pensión por discapacidad es tener entre 18 y 65 años. Una vez cumplidos los 65 años, la pensión por discapacidad deja de percibirse automáticamente. No obstante, aquellos que eran beneficiarios de esta pensión continuarán recibiendo una pensión, pero en este caso, será la pensión de jubilación al haber alcanzado la edad correspondiente.
La incompatibilidad de recibir ambas pensiones hace que, a partir de los 65 años, los beneficiarios pasen a cobrar únicamente su pensión de jubilación. Lo mismo aplica para los beneficiarios de pensiones de incapacidad permanente.
Sin embargo, hay buenas noticias para aquellos beneficiarios que han estado recibiendo la pensión no contributiva por discapacidad. Pueden acceder a una pensión contributiva de jubilación cumpliendo con ciertos requisitos, como tener 65 años o más, haber residido en España durante un período de 10 años desde los 16 años y no tener ingresos superiores a 7.250,60 euros anuales.
La cuantía final de la pensión de jubilación contributiva se determina considerando varios factores, como las rentas personales y si el solicitante tiene cónyuge a cargo. Esta pensión asciende a 7.250,60 euros al año, que se distribuyen en 14 pagas, equivaliendo a un monto mensual de 517,90 euros.
Para aquellos que alquilan una vivienda, pueden ser beneficiarios de un complemento de 525 euros, considerando los posibles costos asociados al alquiler. Sin embargo, para aquellos que no cumplen con los requisitos para la pensión de jubilación contributiva, existe la opción de solicitar una pensión por jubilación no contributiva, siempre y cuando demuestren un grado de discapacidad superior al 65% y se encuentren en estado de vulnerabilidad económica, con ingresos inferiores a 7.250,60 euros al año.
Transición de discapacidad a jubilación
La transición de la pensión por discapacidad a la de jubilación contributiva implica un cambio en el flujo de ingresos para los beneficiarios. Aunque se garantiza una fuente continua de ingresos, la adaptación a esta nueva fase de la vida financiera puede requerir una cuidadosa planificación. La pensión por jubilación no solo se basa en la edad, sino también en el historial de residencia y los ingresos del solicitante, lo que agrega una capa adicional de consideraciones.
Por tanto, la finalización de la pensión por discapacidad al llegar a cierta edad marca el inicio de una nueva etapa financiera para los beneficiarios, quienes pueden acceder a otras formas de asistencia económica como la pensión de jubilación contributiva o no contributiva. La complejidad de esta transición resalta la importancia de una planificación financiera integral para garantizar la estabilidad económica a lo largo de la jubilación.