El reparto de una herencia puede generar problemas, y si hablamos de una casa, la cosa se puede poner aún más complicada. Las herencias pueden ser una bendición o una fuente de conflictos, y no es raro que terminen en discusiones entre hermanos. El motivo es que todos quieren lo suyo, y cuando hay una vivienda de por medio, la división no es tan simple como cortar un pastel.
En España, las leyes de herencia están claras: si no hay testamento, el Código Civil dicta quién hereda qué. Los hermanos son los principales herederos si no hay cónyuge o descendientes del fallecido. La idea es que la propiedad se divida en partes iguales entre ellos. Pero claro, lo que dice la ley y lo que pasa en la realidad no siempre van de la mano.
Los problemas al heredar una casa
Supongamos que heredas una casa con tus hermanos. En teoría, cada uno se lleva su parte proporcional, pero lo cierto es que una vivienda no se puede dividir físicamente en trozos. Entonces, las opciones más comunes son vender la propiedad y repartir el dinero, que uno de los hermanos compre la parte de los otros o, en última instancia, mantener la casa en copropiedad.
- Vender la casa y repartir el dinero: Esta es la opción más directa y sencilla, pero también requiere consenso entre los hermanos. Todos tienen que estar de acuerdo en vender, y los gastos de la venta, como notaría, impuestos y registro, se deben asumir por igual. Una vez vendida, se reparten las ganancias entre todos, y cada quien puede seguir su camino.
- Que uno se quede con la casa: Puede ser que uno de los hermanos quiera quedarse con la casa para vivir en ella o alquilarla. En este caso, tendría que comprar la parte correspondiente a sus hermanos. Aquí es donde pueden surgir tensiones: si no se ponen de acuerdo en el precio, las discusiones están a la orden del día. La ley establece que el hermano que quiere quedarse con la casa tiene un derecho preferente, pero si no se llega a un trato, podrían terminar en los tribunales.
- La temida subasta pública: Si nadie se pone de acuerdo y la tensión familiar sube de tono, una opción es vender la casa mediante una subasta judicial. Esto significa que el inmueble se pone a la venta al mejor postor, y cualquiera puede comprarlo, incluso gente ajena a la familia. El precio inicial lo establece un tasador y, aunque no es la salida más popular, a veces es la única solución para acabar con el conflicto.
Alquiler de la casa
Otra alternativa es alquilar la casa y repartir las rentas entre todos. Parece fácil, pero aquí también hay letra pequeña. La gestión del alquiler, el mantenimiento de la vivienda y el acuerdo sobre qué hacer con los ingresos pueden ser motivos de desacuerdo. Es una buena opción si ninguno de los hermanos quiere vender la propiedad de inmediato y todos están dispuestos a colaborar.
Si quieres evitar que el reparto de una herencia familiar se convierta en una novela dramática, lo ideal es dejar todo bien atado en un testamento. Detallar qué se debe hacer con la casa puede ahorrar más de una discusión a tus herederos y evitar malos ratos entre hermanos. La claridad es tu mejor aliado para que una herencia se reparta sin sobresaltos ni sorpresas desagradables.