La Seguridad Social ha confirmado una serie de modificaciones que entrarán en vigor a partir de enero de 2025. Estas medidas afectarán tanto a los pensionistas actuales como a aquellos trabajadores que se jubilen en los próximos años. Los cambios tienen como objetivo ajustar el sistema de pensiones a las nuevas realidades socioeconómicas del país.
La reestructuración del sistema de jubilaciones no es una novedad, pero los ajustes anunciados para 2025 se perfilan como uno de los movimientos más significativos en años recientes. Los nuevos cambios no solo buscan garantizar la sostenibilidad del sistema, sino también promover una mayor equidad entre los distintos grupos de jubilados y trabajadores.
Los cambios anunciados por la Seguridad Social
Una de las medidas más esperadas es la revalorización de las pensiones en función del Índice de Precios al Consumo (IPC) interanual. Desde 2022, las pensiones se han ajustado anualmente para compensar la inflación, con el objetivo de reducir la brecha de pobreza entre los jubilados en un 30%. Aunque el porcentaje exacto de subida para 2025 aún no ha sido definido, se espera que el dato se ajuste a la inflación registrada en noviembre de 2024. Esta revalorización pretende mantener el poder adquisitivo de los pensionistas en un contexto económico incierto.
Otro cambio sustancial será el incremento de la edad legal de jubilación. A partir de 2025, los trabajadores que deseen acceder a la pensión ordinaria deberán tener, como mínimo, 66 años y 8 meses de edad. Sin embargo, aquellos que hayan cotizado durante al menos 38 años y 3 meses podrán jubilarse a los 65 años. Esta medida busca adaptar la edad de retiro a la creciente longevidad de la población, un factor que ha puesto presión sobre el sistema de pensiones en las últimas décadas. Además, se ha establecido que la jubilación anticipada voluntaria será posible a partir de los 64 años y 8 meses, mientras que, para los casos de retiro involuntario, la edad será de 62 años y 8 meses.
Flexibilidad en la jubilación activa y parcial
En un esfuerzo por incentivar la prolongación de la vida laboral, la Seguridad Social también introducirá cambios en la jubilación activa, permitiendo compatibilizar el salario con un porcentaje creciente de la pensión. Durante el primer año, los trabajadores podrán combinar el 45% de su pensión con su sueldo, cifra que aumentará progresivamente hasta alcanzar el 100% en el quinto año. Esta medida pretende hacer más atractiva la opción de seguir trabajando a tiempo parcial, contribuyendo así al sostenimiento del sistema y al mismo tiempo brindando a los jubilados mayor flexibilidad económica.
Otra novedad es la ampliación del periodo para acceder a la jubilación parcial. A partir de 2025, será posible anticipar esta modalidad hasta tres años antes de la edad de jubilación ordinaria, sin necesidad de haber cotizado más años. Este cambio beneficiará especialmente a los trabajadores del sector manufacturero, quienes podrán acogerse a la jubilación parcial si existe un contrato de relevo. De este modo, se pretende facilitar la transición hacia la jubilación, al mismo tiempo que se fomenta la creación de empleo juvenil.
Finalmente, la Seguridad Social ha implementado una medida para aquellos trabajadores que, durante su carrera profesional, realizaron prácticas o fueron becarios. A partir de 2025, podrán firmar un convenio especial con la Seguridad Social que les permitirá sumar hasta cinco años de cotización extra. Esta decisión responde a la necesidad de reconocer las contribuciones de los jóvenes que ingresaron al mercado laboral bajo estas modalidades, otorgándoles la posibilidad de mejorar su pensión futura.
Con estas reformas, el sistema de pensiones español se adapta a un entorno en constante evolución, respondiendo a los desafíos de una población que vive más años y cuyas trayectorias laborales son cada vez más diversas.