Si sufres depresión y estas de baja por este motivo, es posible que te hayas preguntado si puedes solicitar una incapacidad permanente. Es una duda lógica, ya que este trastorno mental puede ser tan incapacitante como cualquier enfermedad física.
La depresión afecta a tus emociones y pensamientos, pero también puede interferir con tu capacidad para cumplir con las responsabilidades del día a día. Si llevas meses lidiando con síntomas intensos que no te permiten realizar tu trabajo, es posible que puedas solicitar la incapacidad permanente.
Cómo solicitar la incapacidad permanente por depresión
Lo primero es saber que la depresión es una enfermedad reconocida por la Seguridad Social y, en casos severos, puede ser causa de incapacidad laboral. Pero, ¿cuándo se considera que alguien con depresión tiene derecho a una pensión de incapacidad? La clave está en la gravedad y la duración de la enfermedad.
Es necesario que la depresión sea crónica, es decir, que no haya mejorado tras seguir tratamientos adecuados, y que esta afecte a tu capacidad para trabajar. Algunos síntomas que pueden influir en este diagnóstico son la tristeza persistente, la falta de concentración, la fatiga extrema o incluso el aislamiento social. Si estos síntomas duran más de un año y están documentados, cumples los requisitos para solicitar la incapacidad permanente.
El proceso de solicitud obliga a demostrar cómo la depresión afecta a tu vida laboral. Para esto, necesitarás informes médicos detallados. Estos deben provenir de especialistas en salud mental, como psiquiatras o psicólogos, quienes pueden acreditar que tu depresión es crónica y que has intentado tratamientos sin éxito.
Lo ideal es que estos informes describan claramente cómo tus síntomas te limitan para realizar las tareas de tu trabajo habitual. No se trata solo de decir que te sientes triste o fatigado, sino de explicar de manera objetiva cómo esas sensaciones afectan tu desempeño profesional.
Tipos de incapacidad permanente por depresión
Hay dos grados principales de incapacidad permanente que se pueden otorgar en casos de depresión:
- Incapacidad permanente total: Si no puedes seguir trabajando en tu empleo habitual, pero podrías desempeñar otro tipo de trabajo. En este caso, la pensión suele ser del 55% de tu base reguladora. Sin embargo, si tienes más de 55 años, este porcentaje sube al 75%.
- Incapacidad permanente absoluta: Esta se otorga cuando la depresión es tan grave que no te permite realizar ninguna actividad laboral. La pensión, en este caso, es del 100% de la base reguladora.
Si tienes los informes médicos que respalden tu situación, el siguiente paso es reunir toda la documentación necesaria y solicitar la incapacidad permanente. Ten en cuenta que el proceso puede ser largo y complicado, pero si la depresión realmente te impide trabajar, es lo que debes hacer
Es importante recordar que no todos los casos de depresión califican para la incapacidad permanente. La Seguridad Social evalúa cada situación de manera individual, y es fundamental demostrar que tu condición es lo suficientemente grave como para justificar una pensión.
Por tanto, si llevas meses de baja por depresión y te impide trabajar, puede ser el momento de solicitar una incapacidad permanente. Con los informes médicos adecuados y una buena planificación, podrías obtener el respaldo que necesitas.