El año 2025 va a suponer un aumento en la incapacidad permanente, como parte de las medidas del gobierno para ajustar los ingresos de los pensionistas al aumento del coste de vida. Los cambios afectan a todos los grados de incapacidad, desde la parcial hasta la gran invalidez.
Las pensiones de incapacidad permanente están destinadas a las personas que no pueden continuar trabajando en su profesión habitual. La pueden solicitar quienes han cotizado lo suficiente a la Seguridad Social.
Existen varios grados de incapacidad: parcial, total, absoluta y gran invalidez. Cada uno de estos grados se calcula en base a un porcentaje de la «base reguladora», que es el salario medio que tenías antes de la incapacidad.
Para quienes sufren una incapacidad parcial, el porcentaje de la pensión suele estar en el 55% de la base reguladora. En caso de incapacidad total, esta cifra aumenta al 75% para aquellos mayores de 55 años. En cuanto a las incapacidades absolutas, los beneficiarios reciben el 100% de la base reguladora, mientras que aquellos con gran invalidez también obtienen ese 100%, más un complemento para asistencia de terceros.
Revisión de la incapacidad permanente
El gobierno revisa las pensiones contributivas cada año para evitar que los pensionistas pierdan poder adquisitivo frente a la inflación. La referencia principal para esto es el IPC (Índice de Precios al Consumo). En 2024, las pensiones subieron un 3,8%, pero de cara a 2025 se espera otro aumento, cercano al 3%, según los datos más recientes.
Este ajuste no se hace al azar. Para las pensiones por incapacidad permanente derivadas de enfermedades comunes, se toma como referencia la media de los salarios de los últimos ocho años trabajados, ajustados según la inflación. En el caso de accidentes laborales o enfermedades profesionales, el cálculo se basa en el salario diario del trabajador justo antes del accidente.
Subida para 2025
Para 2025, las pensiones volverán a revalorizarse de acuerdo con la evolución del IPC. El dato de inflación más reciente apunta a un incremento del 3%, lo que significa que los pensionistas podrán esperar una mejora similar en sus pagos mensuales. Si en 2024, las pensiones contributivas subieron un 3,8%, no es descabellado pensar que este año nuevo veremos cifras similares.
Por ejemplo, la pensión media de jubilación, que en 2024 se situaba en 1.243,3 euros al mes, probablemente aumentará unos 35 o 40 euros mensuales, lo que representaría un subidón anual de alrededor de 420 euros.
Aunque el foco principal de estas subidas está en las pensiones contributivas, no hay que olvidar que las pensiones no contributivas también verán mejoras. En 2024, estas pensiones experimentaron una subida del 6,9%, y aunque no se espera que el aumento sea tan elevado en 2025, los beneficiarios de estas ayudas también recibirán su ajuste correspondiente.
Aunque aún falta la confirmación oficial, todo apunta a que los pensionistas por incapacidad permanente verán una subida importante en sus ingresos. Si el IPC sigue en los niveles proyectados, para noviembre de 2024 se espera que el promedio ronde el 3%, lo que se reflejará en un incremento proporcional en todas las pensiones contributivas. Para quienes dependen de este ingreso mensual, 2025 promete ser un año de alivio.
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