Empezar el día con un zumo de limón es una rutina bien extendida por los grandes beneficios que pueden aportarnos sobre nuestra salud. El limón es una fuente importante de vitamina C, así como el aporte de minerales como el calcio, cobre, hierro o fósforo.
La vitamina C hace que nuestro sistema inmunológico se estimule y pueda combatir los resfriados. Tiene grandes propiedades antibacterianas y antivirales, ayudando a nuestra salud digestiva.
Ayuda también a la pérdida de peso puesto que el zumo de limón es digestivo y ayuda a depurar el hígado, y el efecto del agua tibia nos favorece el tránsito intestinal. Sin embargo, la ingesta diaria de esta bebida no aporta beneficios sobre nuestros dientes.
Los efectos del zumo de limón en los nuestros dientes
El consumo diario del zumo de limón puede tener un efecto negativo sobre nuestros dientes, puesto que el limón es un alimento ácido que provoca la erosión de las estructuras dentales, empezando por el esmalte, y en casos más avanzados, en la dentina. Esta erosión daría lugar a problemas de caries, sensibilidad e incluso pérdida estructural de los dientes.
El esmalte dental es la capa exterior visible de nuestros dientes. Es la sustancia más dura del cuerpo humano y contiene un alto porcentaje de minerales protegiendo los dientes y manteniéndolos brillantes y blancos. El desgaste gradual del esmalte hace que nuestros dientes sean mas susceptibles a cualquier afección bucal.
La exposición constante a la acidez también puede provocar sensibilidad dental, un dolor agudo que aparece cuando consumimos alimentos o bebidas frías, calientes o dulces.
La clave de ello es la frecuencia con la que tomamos esta bebida e incluso la forma de su consumo. El problema comienza con un exceso de consumo a lo largo del tiempo o no rebajar el limón con el agua suficiente.
Prevención y recomendaciones
- Tomar el zumo de limón con pajita limita el contacto directo con los dientes. Reduce la exposición directa con el ácido y minimiza los efectos.
- Diluirlo con agua, sin olvidar, que incluso diluido, el zumo de limón conserva su acidez.
- No se deben cepillar los dientes inmediatamente después de la ingesta. Al cepillarlos añadimos una erosión mecánica sobre la superficie del diente, esparciéndola por toda la boca y penetrando sobre el esmalte. Es conveniente inmediatamente enjuagar la boca con agua, y esperar, al menos 30 minutos al cepillado de los dientes.
- Podemos enjuagarnos con un vasito de agua con una cucharada de bicarbonato, consiguiendo neutralizar la acidez, y por tanto, disminuyendo la desestructuración del esmalte.
Hay otros alimentos que pueden afectarnos a la salud bucodental:
- Las bebidas gaseosas contienen un alto nivel de acidez
- Las bebidas energizantes.
- Caramelos de vitamina C, chicles azucarados o golosinas son propicios a la formación de placa bacteriana.
- Frutas cítricas.
- Té o café.
Las vitaminas y nutrientes que contienen muchos de los alimentos son necesarios para una dieta equilibrada, por ello, para evitar problemas son imprescindibles las visitas periódicas al odontólogo para verificar que no estamos sufriendo daños, prevenir el desgaste y la pérdida de nuestros dientes.