El inevitable transcurso del tiempo conlleva cambios en nuestro organismo, algunos de los cuales son visibles, como los de la piel. Sin embargo, el envejecimiento no afecta a todas las personas de la misma manera, y el estilo de vida desempeña un papel crucial en este proceso.
Uno de los aspectos más evidentes del paso de los años es la transformación de nuestra piel, que tiende a volverse más seca, fina y pierde elasticidad, algo para algunas personas es irrelevante, pero para otras muchas se puede convertir en una obsesión.
Ante esta realidad, la búsqueda de métodos para ralentizar este proceso se vuelve natural, y según los expertos de la Universidad Harvard, la clave no siempre radica en productos milagrosos, sino en la adopción de hábitos saludables.
Cómo cuidar la piel
La Universidad de Harvard ha elaborado un informe en el que destaca ocho hábitos fundamentales para el cuidado de la piel:
- Protección solar: La exposición al sol envejece prematuramente la piel, contribuye a la formación de arrugas y manchas, y aumenta el riesgo de cáncer de piel. La recomendación es utilizar una crema solar con factor 30 o superior.
- Duchas y baños cortos: Duchas breves de aproximadamente cinco minutos ayudan a mantener la piel hidratada. Permanecer bajo el agua por más de diez minutos puede tener efectos contraproducentes, ya que comienza a eliminarse la humedad.
- Temperatura moderada: El agua caliente elimina los aceites naturales de la piel. Se sugiere mantener una temperatura lo suficientemente caliente como para ser cómoda, pero sin excederse.
- Hidratación: Aplicar una capa de crema hidratante después de la ducha sella la humedad en la piel. Ingredientes clave incluyen dimeticona, glicerina o ácido hialurónico.
- Cuidado con los productos de limpieza: Se debe evitar el uso de limpiadores con fragancias fuertes o alcohol, ya que pueden secar la piel. Además, hay que tener precaución con los productos antiedad que contienen retinoides o alfa hidroxiácidos, ya que pueden aumentar la irritación.
- Uso de humidificador: En climas fríos, el uso de un humidificador puede añadir humedad al aire, beneficiando la piel.
- Protección para las manos: La piel de las manos también se reseca, especialmente en invierno. El uso de guantes protege las manos del clima adverso.
- No fumar: Además de ser perjudicial para la salud en general, fumar reduce el flujo sanguíneo y puede causar arrugas prematuras.
Ejercicio físico para el beneficio de la piel
Además de estos hábitos específicos, la evidencia científica respalda la idea de que otros aspectos de un estilo de vida saludable contribuyen a mantener una piel en buen estado y a retardar su envejecimiento. Estudios recientes han demostrado que el ejercicio físico, especialmente el entrenamiento de resistencia, la rejuvenece al reducir factores inflamatorios y mejorar las matrices extracelulares dérmicas.
Un informe publicado en Nature Scientific Reports destacó que el ejercicio físico reduce la inflamación circulante y mejora las matrices dérmicas. Asimismo, la salud del microbioma, relacionada con la dieta, también se identifica como un factor determinante en la aparición de los signos visibles del envejecimiento, según un estudio reciente publicado en Frontiers in Aging.
Más allá del uso de productos antiedad, la clave para retrasar el envejecimiento cutáneo reside en adoptar un estilo de vida saludable. Alimentarse adecuadamente, protegerse contra la radiación ultravioleta, mantener una hidratación adecuada y realizar ejercicio regularmente son elementos esenciales para preservar la salud y apariencia a lo largo del tiempo.