El uso de calefacción en los hogares españoles suele ser gestionado mediante radiadores de agua calentados por calderas de gas. No obstante, una alternativa en ascenso son las bombas de calor, recomendadas por autoridades internacionales debido a sus diversos beneficios.
En esencial comprender las diferencias y ventajas entre ambas opciones para tomar decisiones informadas en la elección del sistema de calefacción más adecuado para el hogar.
Tanto los radiadores de gas como las bombas de calor proporcionan calefacción y agua caliente sanitaria. La bomba de calor se basa en la aerotermia, aprovechando la temperatura exterior para calentar la vivienda, mientras que las calderas utilizan un sistema que aprovecha el calor generado en la combustión.
Diferencias entre bomba de calor y calefacción tradicional
Entre las diferencias clave, destacan aspectos como la regulación manual o autorregulado, el rendimiento de los kilovatios, la capacidad de refrigeración, el coste de instalación y el impacto ambiental.
En cuanto a la regulación, las bombas de calor ofrecen una modulación más amplia y un autorregulado eficiente, ajustándose automáticamente al saldo térmico necesario. Este aspecto las hace más eficientes al mantener la temperatura deseada sin funcionar a máxima potencia constantemente, a diferencia de las calderas con un rango de regulación más limitado.
En términos de rendimiento de los kilovatios, las bombas de calor se destacan como la opción más eficiente y sostenible, con un rendimiento medio de 3,5 kW por cada kW consumido. En contraste, las calderas presentan un rendimiento medio de 1,1 kW por cada kW consumido. Esto implica que las bombas de calor generan más calor por unidad de energía consumida, haciendo que sean más eficientes.
Además, las bombas de calor tienen la capacidad de refrescar una habitación gracias a su función de aerotermia, lo que las convierte en una opción versátil para su uso durante todo el año. Mientras que las calderas de gas se limitan a las épocas más frías, las bombas de calor ofrecen tanto calefacción como refrigeración.
En cuanto al coste de instalación, las calderas requieren una instalación más cuidadosa, lo que puede implicar un mayor gasto inicial para evitar posibles fugas en las tuberías. Por otro lado, las bombas de calor son más sencillas de instalar, aunque el coste total de instalación suele ser más elevado, oscilando entre 2.000 y 6.000 euros, en comparación con el rango de 1.000 a 2.000 euros para las calderas.
En términos de contaminación, las calderas de gas emiten grandes cantidades de CO2, contribuyendo a la contaminación ambiental. En cambio, las bombas de calor utilizan aerotermia, un sistema menos contaminante. Sin embargo, se debe considerar que la contaminación está asociada a la energía eléctrica utilizada por las bombas de calor.
La mejor opción para ahorrar
Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las bombas de calor resultan más económicas a largo plazo que las calderas de gas. Con un consumo medio de 2.000 kWh al año, el coste anual de calefacción con bomba de calor se estima en 455 euros, mientras que con caldera de gas es de 600 euros. La amortización de una bomba de calor se logra después de aproximadamente 10 años en un hogar con consumo medio de 2.000 kWh al año, aunque este período puede variar según diversos factores, como la eficiencia del sistema, el costo de la electricidad y del gas.
Tras este estudio, las bombas de calor emergen como la opción más eficiente y sostenible a largo plazo, ofreciendo beneficios económicos y ambientales significativos en comparación con las calderas de gas. Sin embargo, la elección entre ambos sistemas dependerá de las necesidades específicas de cada hogar y de la ponderación de factores como la inversión inicial y la disponibilidad de energía eléctrica.