Tener una vivienda en la actualidad, es casi como tener asegurada una cierta estabilidad. Sin embargo, las generaciones más jóvenes ven como a pesar del esfuerzo tras estudiar y entrar en el mercado laboral, esto es cada vez más complicado. El elevado precio del mercado inmobiliario en España, junto a las complicadas condiciones no solo para que te concedan una hipoteca, sino para que esta cuente con buenas condiciones e intereses razonables, hacen casi imposible adquirir una propiedad.
Es por ello que desde hace unos años, hay una generación anterior que decide dejar su herencia en vida a sus hijos. En la mayor parte de los casos, esto pasa por dejar una vivienda a los herederos antes de haber fallecido. Y es que existe una generación anterior, que tuvo más posibilidades y por tanto, en muchos casos cuentan hoy con la posibilidad de ayudar a sus hijos a cumplir con este objetivo. Y, ¿Qué hay más gratificante que asegurar el futuro de tus hijos con una vivienda?
Opciones para dejar dar una vivienda a un hijo
Para poder dar una vivienda a un hijo sin tener que dejarla en herencia, existen dos posibilidades: La venta o la donación. Es importante en cada caso concreto decidir qué opción es la más adecuada, pues cada una de ellas, cuenta con particularidades diferentes, sobre todo, en cuanto a implicaciones fiscales y legales se refiere. En cualquier caso, son opciones cada vez más recurrentes en sustitución de dejar como herencia.
La buena noticia, es que ambas opciones son legítimas y legales, por lo que para decantarse por una u otra, solo hay que hacer una valoración de pros y contras, y elegir la que mejor se ajuste a cada caso concreto. Si nos decantamos por la opción de vender la vivienda al hijo, debemos contar con afrontar dos impuestos:
- En el caso de los padres, parte vendedora, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que deberán aplicar sobre la ganancia patrimonial obtenida de la venta.
- Por parte del hijo, parte compradora, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP). Cabe señalar, que la tasa de este tributo varía en función de la Comunidad Autónoma.
En cuanto a los matices más personales, no hay que olvidar que una compra significa la transmisión total del derecho de la propiedad. Esto significa, que los padres perderían todo control sobre el inmueble una vez terminado el proceso de compraventa. No obstante, hay una opción intermedia: Reservar el usufructo de la propiedad, de este modo, los padres podrían seguir viviendo en ella hasta el día de su fallecimiento.
Optar por la donación
Donar la vivienda a un hijo es la segunda opción para transmitir un inmueble antes del momento de la herencia. En este caso, al igual que ocurre en la venta, los padres deberán afrontar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), por el aumento patrimonial. Por su parte el hijo, deberá cumplir con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, así como la Plusvalía Municipal.
Cabe señalar, que el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, está cedido a las comunidades autónomas, por lo que depende de estas la cantidad a pagar. Tanto es así, que ya hay regiones donde compensa está opción por las bonificaciones con las que cuenta. Otro de los beneficios, esta vez, de forma general, que tiene la donación, es que se pueden poner unas condiciones a cumplir para el traspaso del inmueble: como el derecho al uso del inmueble de los padres, o poner cláusulas de reversión.
En cualquier caso, lo mejor es conocer las ventajas e inconvenientes de cada una de las dos opciones, antes de decidir la forma de traspasar una vivienda a un hijo. En cualquiera de los casos, los expertos aseguran que una de las grandes ventajas para los padres de dejar la herencia en vida, es tener la posibilidad de disfrutar junto a sus hijos de esos bienes que les han dejado.