Debido a una de las últimas operaciones del verano, tanto de salida como de retorno, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha desplegado un dispositivo especial de vigilancia en múltiples puntos de la red vial española.
Ante el masivo incremento de desplazamientos, la DGT, en colaboración con la Guardia Civil, ha intensificado los controles de tráfico, implementando medidas excepcionales para garantizar la seguridad en las carreteras.
El aumento en la vigilancia no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia continuada que comenzó el pasado mes de julio, cuando se registró un notable incremento en el número de desplazamientos. Este despliegue es particularmente significativo en verano, la época del año con mayor afluencia de vehículos en las carreteras, lo que lleva a las autoridades a redoblar esfuerzos para reducir la siniestralidad.
Los controles de la DGT
El operativo incluye un amplio espectro de recursos, desde patrullas terrestres hasta dispositivos tecnológicos avanzados. La DGT ha reforzado la presencia de la Guardia Civil en 14 comunidades autónomas, excluyendo Cataluña, País Vasco y las Islas Canarias, donde las competencias de tráfico están transferidas. Este despliegue cubre tanto las principales autovías y autopistas como las carreteras convencionales, donde se registra el mayor índice de accidentes mortales. Según datos recientes, el 74% de los fallecidos en accidentes de tráfico en 2023 se produjo en este tipo de vías.
En Andalucía, por ejemplo, las autovías AP-4, AP-7 y A4 han sido identificadas como puntos críticos, donde la presencia de controles ha aumentado significativamente. En la Comunidad de Madrid, todas las autovías, junto con la circunvalación M-30, están bajo estricta vigilancia, con patrullas adicionales y dispositivos de control. Castilla-La Mancha y Castilla y León también han visto un refuerzo similar, con un enfoque en las rutas más transitadas que conectan las distintas provincias de estas regiones.
El despliegue no se limita a la vigilancia terrestre. La DGT ha movilizado helicópteros equipados con sistemas de detección avanzada, conocidos popularmente como ‘Pegasus’, capaces de identificar infracciones desde el aire. Estos dispositivos permiten una cobertura amplia y rápida de las carreteras, especialmente útil en vías de alta velocidad donde la capacidad de respuesta de las patrullas terrestres es limitada.
Radares fijos y móviles
Además, el organismo ha activado una extensa red de radares fijos y móviles, cámaras de seguridad y puntos de control aleatorios. Estos dispositivos no solo detectan el exceso de velocidad, sino que también están diseñados para identificar comportamientos de riesgo como el uso del teléfono móvil al volante, el consumo de alcohol o drogas, y el incumplimiento de la distancia de seguridad. Las sanciones para estos infractores pueden ser severas, y en algunos casos, llevar a la retirada de puntos del carnet de conducir o incluso a la inmovilización del vehículo.
Las carreteras convencionales, donde se concentra un mayor número de accidentes graves, son otro foco prioritario en esta operación. La DGT ha incrementado la presencia de efectivos en estas vías, con el objetivo de mejorar la fluidez del tráfico y reducir el riesgo de siniestros. La vigilancia se extiende a las zonas rurales y periurbanas, donde el tráfico suele intensificarse durante el verano debido al turismo interior.
Por tanto, la DGT ha puesto en marcha un amplio dispositivo de control en las carreteras de 14 comunidades autónomas, con especial atención a las vías más transitadas y peligrosas. Este esfuerzo coordinado busca minimizar los riesgos asociados al aumento del tráfico en este periodo, reforzando la seguridad vial en un momento crítico del año. Con estos controles, las autoridades esperan reducir la siniestralidad y garantizar que los desplazamientos de verano se realicen de manera segura y sin contratiempos.