Las etiquetas ambientales de la DGT, esas pegatinas que muchos conductores españoles ya tienen en sus coches, podrían estar a punto de sufrir un buen meneo. La Unión Europea (UE) ha decidido revisar su utilidad y efectividad, y no es un rumor, ya hay una fecha en el calendario para meterles mano.
En las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes, las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) son el pan de cada día. Estas zonas buscan reducir la contaminación del aire limitando el acceso a vehículos más contaminantes, basándose en esas etiquetas ambientales que la DGT otorga. Sin embargo, a pesar de la normativa nacional, muchas ciudades van a su ritmo y todavía no aplican estas restricciones como se debería, o lo hacen con la mano muy suave.
Cómo clasifica las etiquetas de la DGT
El sistema de etiquetas de la DGT clasifica a los vehículos en cuatro tipos según sus emisiones. Tenemos la Etiqueta 0 (azul) para los vehículos más «limpios», como los eléctricos puros y algunos híbridos; la Etiqueta ECO (verde y azul) para los híbridos no enchufables, los híbridos enchufables con menos de 40 km de autonomía y aquellos que usan gas; la Etiqueta C (verde) para los coches de gasolina de 2006 en adelante y diésel a partir de 2015; y, finalmente, la Etiqueta B (amarilla) para los coches de gasolina de 2001 y diésel desde 2006. Los vehículos que no tienen pegatina, como los diésel más viejos, son los «apestados» de las ZBE, con restricciones mucho más severas.
Pero claro, no todo el mundo está contento con este sistema de clasificación. Han pasado los años, la tecnología ha avanzado, y la UE ha levantado la ceja, cuestionando si estas etiquetas no se han quedado un poco desfasadas. Por eso, han decidido meter mano al asunto. Según el reglamento sobre emisiones de CO₂ para turismos y furgonetas, en 2026 harán una evaluación para ver cómo va la cosa en cuanto a la reducción de emisiones y la eficacia de las ZBE. Y no se queda ahí: en 2027 habrá un control aún más exhaustivo sobre la calidad del aire.
Qué implica esta revisión
Esta revisión de las etiquetas podría sacudir el sistema de movilidad urbana en toda Europa y, por supuesto, en España. Las ZBE son herramientas clave para que las ciudades mejoren la calidad del aire y cumplan con los objetivos de sostenibilidad. Ciudades como Madrid y Barcelona ya han intensificado las restricciones, aunque cada una con sus variaciones y grados de exigencia.
Saltarse las restricciones de las ZBE no es tontería: las multas pueden ser de las que duelen en el bolsillo. Esas sanciones buscan que la gente se lo piense dos veces antes de meter su coche en las zonas restringidas, y de paso, que se animen a buscar alternativas más ecológicas y sostenibles.
A medida que la UE y los gobiernos locales sigan evaluando y ajustando sus políticas, es probable que veamos cambios importantes en el sistema de etiquetas ambientales de la DGT. Todo apunta a que las reglas del juego van a ser más duras y estarán más adaptadas a las tecnologías actuales y a los nuevos objetivos ecológicos.
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