La entrada en vigor de la nueva edad de jubilación en el año 2024 marca un hito en el panorama laboral y previsional, ya que implica cambios sustanciales en los requisitos para acceder al 100% de la pensión.
Esta transformación viene dada de la reforma de las pensiones implementada en 2013, la cual estableció un progresivo aumento en la edad legal de acceso a la jubilación, culminando en la exigencia de alcanzar los 67 años para el año 2027.
Este ajuste implica modificaciones anuales, cada vez más rigurosas, en las condiciones para jubilarse con el beneficio máximo.
Cambios en la jubilación
En el actual año 2023, aquellos trabajadores que aspiran a retirarse a los 65 años deberán haber cotizado durante al menos 37 años y nueve meses. No alcanzar esta cifra implica la necesidad de posponer la jubilación hasta cumplir 66 años y 4 meses. Sin embargo, a partir del próximo año 2024, se producirán aumentos tanto en el período de cotización necesario para retirarse a los 65 años como en la edad mínima para acceder a la jubilación si no se cumplen con los requisitos mínimos de cotización.
En el año 2024, solo podrán jubilarse a los 65 años aquellos trabajadores que hayan acumulado una trayectoria de cotización de al menos 38 años. En caso contrario, deberán esperar hasta los 66 años y 6 meses, dos años más tarde que en la situación actual.
Es relevante destacar que el plan establecido en la reforma de las pensiones de 2013 tiene prevista su conclusión en el año 2027. A partir de ese momento, será necesario haber cotizado durante al menos 38 años y seis meses para acceder a la jubilación a los 65 años. En caso contrario, la edad requerida será de 67 años.
Este horizonte temporal brinda un contexto para comprender la evolución y el alcance de las medidas adoptadas en el marco de la reforma, que busca garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones en el tiempo.
Jubilación anticipada
Además de estas modificaciones estructurales, existe la opción de la jubilación anticipada voluntaria, aunque esto conlleva penalizaciones en forma de coeficientes reductores que se restan al monto de la pensión. Hasta el 1 de enero del año 2022, estos coeficientes se aplicaban por cada trimestre de anticipación, pero desde entonces se computa por mes. Este cambio en la periodicidad del cálculo tiene como objetivo ajustar de manera más precisa la edad legal de jubilación a la realidad efectiva del trabajador.
El mecanismo de los coeficientes reductores implica que, a mayor anticipación en la jubilación y menor tiempo cotizado, mayor será el recorte en la prestación. Por ejemplo, un trabajador que desee jubilarse con 24 meses de antelación y haya cotizado menos de 38 años y 6 meses verá reducida su pensión en un 21%. Sin embargo, si decide esperar un mes adicional para acceder a la jubilación, el coeficiente reductor disminuye al 17,60%.
Es fundamental comprender que la reducción del porcentaje de la pensión está directamente vinculada a la extensión de la carrera de cotización. Este porcentaje se reduce gradualmente a medida que la trayectoria laboral del individuo es más extensa, alcanzando un máximo del 13% para aquellos que han cotizado al menos 44 años y seis meses y optan por la jubilación con 24 meses de antelación.
En caso de jubilarse 23 meses antes de lo programado, el recorte se reduce al 12%. Estos mecanismos buscan incentivar una jubilación más tardía y con una mayor contribución al sistema de pensiones, promoviendo la sostenibilidad financiera a largo plazo. En este sentido, se busca no solo ajustar la edad de jubilación a la realidad demográfica y económica, sino también fomentar una planificación financiera más responsable por parte de los trabajadores.