Seguro que has pensado alguna vez que tu pueblo (o el más cercano a ti) es el más bonito del mundo. Las opiniones son muy variadas, aunque los expertos tienen sus propias formas de incentivar el turismo hacia zonas que tienen un encanto especial. La revista National Geographic ha destacado un pueblo del norte de España, que ayuda a desconectar y a relajarse por sus paisajes.
Si estás pensando en hacer una escapada a la naturaleza en septiembre y quieres apostar por un lugar único, los expertos destacan el pueblo de Bárcena Mayor como el mejor lugar para visitar en otoño. Así que prepara tus maletas porque va a querer conocer sus calles empedradas, que recuerdan a épocas antiguas.
Se trata de una localidad ubicada en Los Tojos (Cantabria), característica porque tiene una población de menos de 90 habitantes. Sin embargo, te sorprenderán sus calles repletas de casas de piedra y sus paisajes enfocados en las montañas del norte.
El pueblo más bonito para visitar en otoño
Según explican en la revista National Geographic, este rincón de Cantabria nos regalará experiencias de desconexión espectaculares. Y es que tan solo hay que ver que «ocupa un espectacular valle flanqueado por pequeñas y redondeadas colinas».
Visitar esta zona del norte de España es una de las elecciones más positivas que podemos tener, sobre todo si lo hacemos en otoño. La revista informa que Bárcena Mayor fue declarado Conjunto Histórico Artístico desde 1979, lo que hace que deba estar en tus planes de escapadas.
«De seguir en coche hasta la misma entrada del pueblo, se verían los tejados de Bárcena Mayor despuntar por encima de la carretera, rodeados eso sí, de colinas pobladas por bosques de robles y hayas«, puntualizan los expertos.
Rincón ideal para una escapada rural
Una de las cosas que debes tener en cuenta si visitas Bárcena Mayor, es que «sólo los vecinos tienen permitido entrar hasta su casa en vehículo propio». Los turistas tienen habilitado un parking municipal donde podrán dejar el vehículo, y recorrer caminando las calles empedradas de la localidad.
Perderse por sus calles es algo que recomiendan, ya que siempre sabrás volver al lugar donde empezaste tu camino. Este pueblo lo recorren tan solo dos calles, «unidas entre sí por un entramado de corrales, plazuelas, callejones e hileras de casas pegadas que parece casi un zoco».
En definitiva, un lugar idílico para los amantes de la naturaleza, así como para quienes quieran desconectar de la rutina con total tranquilidad. En distintas páginas de reservas podrás encontrar alojamientos en el mismo pueblo, como en las zonas de alrededores.
No obstante, te recomendamos que organices tu viaje con antelación. Al ser un pueblo tan pequeño, es complicado encontrar una habitación libre en los pocos alojamientos que están en el interior de la localidad.