La pérdida de un ser querido, más allá de la tristeza que conlleva, puede acarrear numerosos problemas, especialmente entre los herederos de la persona fallecida. Un elemento central en la gestión de las herencias es el testamento.
El testamento es un documento en el cual una persona puede especificar sus deseos respecto a la distribución de sus bienes tras su fallecimiento. Realizar un testamento no deja de ser un acto preventivo que puede evitar muchos conflictos. A muchas personas les resulta incómodo considerar esta eventualidad y optan por no redactar dicho documento, entonces es ahí cuando suelen surgir las peleas familiares por la manera de repartir los bienes. No sería la primera vez que una familia se rompe por este tipo de disputas.
Es fundamental tener en cuenta la complejidad que pueden llegar a suponer las herencias y los requisitos necesarios para la redacción de un testamento. Es común desear legar la herencia a la pareja o cónyuge, siendo bastante extendida la idea de que esta es la forma natural de distribuir los bienes. En este contexto, surge un tipo específico de testamento: el testamento del uno para el otro y el resto para los hijos.
El testamento del uno para el otro
El testamento del uno para el otro es un tipo de testamento en el que los cónyuges se legan los bienes entre ellos. De esta manera la persona que permanezca con vida podrá disfrutar de los bienes después del fallecimiento de uno de ellos. De este modo, los cónyuges legan el usufructo universal y vitalicio de los bienes, es decir, el uso y disfrute, y no la propiedad.
Este tipo de testamento es clave para poder garantizar que el cónyuge superviviente mantenga una vivienda y los medios necesarios para poder vivir después del fallecimiento del otro cónyuge.
Un testamento debe ajustarse a las normativas del Código Civil en cuanto a cómo se repartirá la herencia. El testamento del uno para el otro y luego para los hijos ofrece una solución que no afecta la legítima de los herederos. La clave radica en legar el usufructo universal y vitalicio de los bienes, no su propiedad. Esto quiere decir que el cónyuge podrá hacer uso de los bienes a conveniencia, pero estos pasarán a los herederos una vez haya fallecido.
Con el usufructo universal, el viudo o viuda puede hacer uso de los bienes heredados, incluyendo la vivienda, con la facultad de utilizarla según su deseo, incluso alquilarla. Sin embargo, la venta de dichos bienes queda excluida.
Es importante tener en cuenta que siempre es existe la posibilidad de renunciar a una herencia, ya sea mediante un testamento del uno para el otro u otro formato. Esta renuncia puede ser total, conocida como repudiar la herencia, o a favor de otro heredero o una tercera persona.
Inconvenientes del testamento del uno para el otro
- El cónyuge superviviente no es propietario de los bienes, sino que solo tiene un derecho a usarlos.
- Si el cónyuge superviviente fallece antes que el otro cónyuge, los bienes pasarán a los herederos forzosos.
En conclusión, el testamento del uno para el otro es una opción que puede ser beneficiosa para los cónyuges en caso de que pudieran existir disputas familiares. Sin embargo, siempre es importante y recomendable consultar con un abogado antes de realizar este tipo de testamento para asegurarse de que se cumple con todos los requisitos legales y para que se cumplan los objetivos deseados.