El Tribunal Supremo acaba de cambiar las reglas del juego para quienes desean alquiler sus viviendas como pisos turísticos. A partir de ahora, las comunidades de vecinos pueden decir «no» a estos alquileres con una votación de tres quintos de los propietarios, dejando atrás la necesidad de unanimidad.
Esta decisión ha generado un fuerte impacto en la industria del turismo y en los propietarios que dependen de esta modalidad para obtener ingresos extra.
Hasta ahora, los dueños de los apartamentos podían sortear el rechazo de sus vecinos, pero ahora el control queda en manos de las comunidades. Si tres de cada cinco vecinos se oponen, ¡adiós al negocio de las reservas!
Cambio en la ley del alquiler turístico
Hasta este fallo, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) generaba dudas sobre si hacía falta la aprobación de todos los vecinos para prohibir los alquileres turísticos. El alto tribunal ha dejado claro que la decisión se puede tomar con una mayoría cualificada, es decir, con tres quintas partes de los votos.
Este pronunciamiento se basa en el artículo 17.12 de la Ley de Propiedad Horizontal, una norma que se ajustó en 2019 con el objetivo de poner un freno a la expansión de los pisos turísticos. El objetivo es facilitar el acceso a la vivienda en zonas donde los alquileres tradicionales se habían disparado debido a la fiebre del alquiler turístico. Ahora, con el respaldo del Supremo, los vecinos tienen una herramienta efectiva para mantener a raya esta actividad, sin necesidad de lograr el consenso total.
Los interrogantes de la nueva sentencia
Pero ojo, no todo es tan sencillo. Aunque la sentencia permite a las comunidades de vecinos vetar la apertura de pisos turísticos, sigue habiendo muchas preguntas sobre cómo se aplicará esta norma en la práctica. Hay dudas sobre qué pasa con aquellos que ya tienen un negocio de alquiler turístico en marcha, y si tendrán que cerrar sus puertas si los vecinos deciden que ya no lo quieren.
Este movimiento judicial del Supremo no es un hecho aislado. En años anteriores, otros fallos ya habían permitido a las comunidades prohibir esta actividad a través de sus estatutos internos, pero sin definir la mayoría necesaria para tomar esa decisión. Ahora, con esta nueva sentencia, la situación queda mucho más clara y el poder está del lado de los vecinos.
Con esta decisión, el Tribunal Supremo ha puesto sobre la mesa una carta que podría cambiar radicalmente el paisaje urbano de muchas ciudades españolas. Los vecinos ahora tienen una voz más fuerte para decir si quieren o no pisos turísticos en su edificio, y no hace falta que todos estén de acuerdo, sino que con una mayoría de tres quintos, es suficiente para cerrar la puerta a esta actividad.
El mensaje del Supremo es claro: los pisos turísticos pueden ser limitados e incluso prohibidos si así lo deciden la mayoría de los propietarios. Esta sentencia plantea un nuevo escenario para quienes ven en el alquiler turístico una oportunidad de negocio. Ahora, más que nunca, el consenso vecinal será la clave que determine el futuro de este tipo de alojamientos en los edificios residenciales.