Es normal que muchas personas confundan una «incapacidad permanente» con una «discapacidad» y viceversa. Conocer las diferencias es importante para los trabajadores y para los empleadores. Aunque pueden coincidir en una misma persona, los efectos y el alcance de cada concepto son diferentes.
La incapacidad permanente va ligado al ámbito laboral. Cuando hablamos de incapacidad, nos referimos a la imposibilidad de una persona para desempeñar su trabajo habitual debido a una enfermedad o accidente, ya sea dentro o fuera del lugar de trabajo. Por otro lado, la discapacidad es un concepto mucho más amplio, que afecta no solo al trabajo, sino también a la vida diaria y social de una persona.
Cómo se reconoce la incapacidad permanente
Una incapacidad permanente se produce cuando un trabajador no puede continuar desempeñando su actividad laboral por una condición física o mental que no tiene cura o mejora. Es decir, ya ha recibido tratamiento médico, pero no se espera una recuperación completa. Esta situación puede surgir por una enfermedad o un accidente.
La Seguridad Social es el organismo que se encarga de decidir si una persona tiene derecho a una pensión de incapacidad permanente, así como de establecer el grado de incapacidad: total, parcial, absoluta o gran invalidez. Según la gravedad, el trabajador puede recibir una compensación económica por no poder ejercer su empleo de manera habitual. Esta prestación se da solo a trabajadores en activo, ya sea que estén dentro del régimen general de la Seguridad Social o en uno especial.
Qué es la discapacidad
Por su parte, la discapacidad es un concepto que engloba más que la capacidad laboral. Abarca las dificultades que una persona enfrenta en distintos aspectos de su vida, ya sean físicas, mentales o sensoriales, y que le impiden desarrollarse plenamente en su entorno. No es exclusiva de los trabajadores y puede afectar a personas de cualquier edad.
En el caso de la discapacidad, se otorga en España a través del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) o los órganos equivalentes de cada comunidad autónoma. El grado de discapacidad se mide en porcentaje, y este dato es clave para determinar si una persona puede acceder a ciertos beneficios sociales, como subvenciones, ayudas para la movilidad o adaptaciones en el entorno laboral.
Principales diferencias entre incapacidad permanente y discapacidad
La diferencia principal radica en el enfoque. La incapacidad permanente se relaciona directamente con la capacidad de trabajar, mientras que la discapacidad afecta muchas más áreas de la vida de una persona. Además, la incapacidad solo la pueden solicitar trabajadores que coticen en la Seguridad Social, mientras que la discapacidad puede ser reconocida a cualquier persona, trabaje o no.
Otra diferencia importante es que una persona con discapacidad puede estar en situación de alta en su empleo, es decir, seguir trabajando, aunque con ciertas adaptaciones. Por el contrario, una incapacidad permanente suele implicar que la persona no puede seguir trabajando en su profesión habitual.
Por tanto, entender las diferencias entre incapacidad y discapacidad es esencial para saber qué derechos y ayudas corresponden en cada caso.