La entrada en vigor de la Ley 1/2019, de 1 de noviembre, más conocida como Ley del ELA, publicada en el BOE del mismo día, es una de las últimas novedades normativas que, a buen seguro, contribuirá de manera notable a la mejora de la vida de muchas personas. La Ley ELA mejora la situación de las personas afectadas por enfermedades muy graves.
La ley ELA implica una ruptura con la incapacidad permanente anterior. La incapacidad hace referencia a una larga historia de una baja, que podemos dar hoy como superada. La ley ELA deroga el largo y tortuoso camino burocrático del que deben pasar las personas afectadas para acceder a la incapacidad, suprimido el largo de intermitentes bajas laborales.
El objeto de la ley (aunque la enfermedad concreta que le da nombre sea la ELA) es el de ofrecer un acceso más ágil a la protección social y a la prestación correspondiente a aquellas personas que sufren enfermedades irreversibles y de rápida progresión. La ley significa la erradicación de los obstáculos administrativos que impedían acreditar la incapacidad de las personas afectadas, un camino tradicionalmente largo y a menudo frustrante, difícil y que pocas veces podía ser acortado.
Ya no es necesaria una baja laboral para la incapacidad permanente
A partir de la Ley ELA no es necesario ningún tipo de baja para poder disfrutar de la prestación que se desea obtener, evitando en este sentido el tiempo perdido en los trámites administrativos. La ley ELA establece un período de tres meses para la valoración de las solicitudes de incapacidad permanente, lo cual es un gran avance en la tramitación de los expedientes, ya que permite afrontar de forma menos angustiosa los efectos económicos derivados de la enfermedad, ya que se espera que los procedimientos sean más ágiles. El listado oficial de patologías que se beneficiarán de la misma previsión se presentará dentro de un año. No obstante, la ley también incorpora a situaciones con pacientes caracterizados por enfermedades graves y problemáticas de salud, como podrían ser las enfermedades neurológicas, las enfermedades irreversibles o aquéllas que requieran tareas complejas, por tanto, sociales o sanitarias.
Protección global para pacientes y cuidadores
La Ley ELA no solo está dirigida a los pacientes, sino a sus cuidadores. Esta población, a veces desligada de su vertiente laboral para atender a sus seres queridos, podrá continuar con el nivel base de cotización del último trabajo realizado. De este modo, se pretende salvaguardar la circunstancia de que puedan continuar accediendo a las distintas prestaciones que puedan disfrutar en el futuro, por ejemplo, la jubilación. También se han especificado los procesos específicos que establecen los parámetros de la dependencia o la revisión de programas de atención. En otras palabras, los pacientes y sus familias obtendrán la atención global en función de sus necesidades.
En suma, esta Ley incorpora un levantamiento significativo en la protección social en España. Eliminar la necesidad de hacer la baja por incapacidad permanente es un hito en sí mismo, y es más fácil facilitar la vida a quienes más lo requieren, o la necesitan. Porque, en el ámbito de las enfermedades graves, el tiempo es necesidad, no lujo.