La arraigada costumbre de comerse 12 uvas durante las 12 campanadas en la Nochevieja española tiene sus raíces profundamente ligadas a la tradición y la superstición.
Esta práctica tan arraigada se ha transmitido de generación en generación, y aunque su origen no es del todo claro, su significado y la forma en que ha evolucionado a lo largo del tiempo son maravillosas.
La simbología que está detrás de las 12 uvas está vinculada a la esperanza, los deseos y las expectativas de un nuevo año próspero y lleno de buenos augurios. Cada una de estas diminuta frutas representa un deseo para cada mes del año entrante, una suerte de promesa personalizada que se supone que la gente hace consigo mismo al comerlas, esperando que cada deseo se cumpla durante los próximos meses.
De dónde vienen las 12 uvas de Nochevieja
La popularización de esta costumbre parece haber tenido dos posibles puntos de origen, ambos relacionados con la historia y la idiosincrasia de la sociedad española. Una teoría apunta hacia Alicante en 1909, donde una gran cosecha de uvas de vid motivó la promoción y venta de paquetes con 12 uvas, ideados para consumirse en la Nochevieja. Si bien esto contribuyó a su difusión, existen otros registros que sugieren que esta tradición ya estaba presente antes de ese año.
La otra teoría tiene sus raíces en el Madrid, allá por el año 1880, cuenta una historia más satírica y contestataria. Se cuenta que la práctica de consumir 12 uvas durante la Nochevieja era una forma de burlarse de la burguesía española, que había adoptado la costumbre francesa de celebrar fiestas privadas en los días de Navidad, donde se disfrutaba del champán acompañado de uvas. Este gesto, además, coincidía con la prohibición de los festejos callejeros habituales en la Noche de Reyes por parte del ayuntamiento.
Qué uvas comer
Por otro lado, el origen de las uvas que se consumen en esta festividad tiene su epicentro en el valle del Medio Vinalopó, en la provincia de Alicante. Allí, la uva Aledo, la variedad más común durante estas fechas, se produce de manera peculiar, ya que crece envuelta en una bolsa que protege los granos de las inclemencias climáticas, lo que le otorga una particularidad y frescura que la hace ideal para la ocasión.
Este ritual de las 12 uvas, más allá de su origen específico, ya se ha convertido en una de las tradiciones más queridas y simbólicas en nuestro país, un momento entrañable y lleno de esperanza que marca el inicio de un nuevo año con buenos deseos y augurios para todos aquellos que participan en él. Más allá de su origen histórico, su práctica ha trascendido para convertirse en un acto simbólico y emocionalmente significativo para las personas, un momento de conexión con la esperanza y los anhelos personales para el año que comienza.
Cada año, las familias se reúnen alrededor del reloj, con uvas en mano, para dar la bienvenida al nuevo año. Es un momento de risas, expectativas y, sobre todo, de deseo colectivo por un futuro próspero y lleno de alegría. La forma en que esta costumbre se ha mantenido viva a lo largo del tiempo es un reflejo de la importancia que se le otorga al ritual y su valor como símbolo de renovación y esperanza.