Dentro de las relaciones laborales y los derechos de los trabajadores, despedirse de una empresa y cobrar indemnizaciones, junto con el derecho al paro, constituye una situación que, aunque no común, puede presentarse en circunstancias específicas.
La normativa laboral se encarga de contemplar estas condiciones para salvaguardar los derechos del trabajador ante situaciones perjudiciales derivadas de decisiones empresariales. Pero, es importante conocer en qué casos exactamente puedes despedirte de tu empresa y reclamar estos beneficios.
Cómo despedirte del trabajo con paro
El Estatuto de los Trabajadores, piedra angular que regula las dinámicas entre empleados y empleadores, establece tres causas justas por las cuales un trabajador puede solicitar la extinción de su contrato. Estas incluyen modificaciones sustanciales en las condiciones de trabajo que menoscaban la dignidad del trabajador, falta de pago o retrasos continuados e injustificados por parte del empleador, así como cualquier otro incumplimiento grave y culpable del empresario.
Por tanto, si te encuentras en una de estas situaciones, vas a tener derecho a solicitar la extinción de tu contrato laboral y, además, a cobrar la prestación por desempleo, es decir, el paro. Esto se debe a que legalmente estás en situación de desempleo, un requisito indispensable para poder acceder a prestaciones por desempleo según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Cómo exigir una indemnización por despido
Ahora bien, esta situación no solo se limita al derecho a la prestación por desempleo o paro. También tendrás derecho a percibir indemnizaciones. De acuerdo con el artículo 50.2 del Estatuto de los Trabajadores, en casos de extinción de contrato por las razones antes mencionadas, el trabajador tiene derecho a las indemnizaciones correspondientes al despido improcedente.
Es muy importante tener en cuenta las fechas clave que determinan las cuantías de estas indemnizaciones. Antes del 12 de febrero de 2012, se otorgaban 45 días por año trabajado con un máximo de 42 mensualidades. Sin embargo, a partir de esa fecha, la reforma laboral de 2012 redujo estas cuantías a 33 días por año trabajado con un máximo de 24 mensualidades. El tope máximo de indemnización es de 720 días de salario, excepto cuando el trabajador tiene derecho a un importe superior en concepto de indemnizaciones anteriores al 12 de febrero de 2012, momento en el cual el tope es de 42 mensualidades.
Esta normativa tiene como objetico poder proteger a los trabajadores en situaciones en las que se ven forzados a abandonar su empleo debido a condiciones laborales injustas o incumplimientos graves por parte del empleador. Es un recordatorio de que, incluso en un contexto donde el poder está desequilibrado en favor de los empleadores, existen mecanismos legales para así poder proteger los derechos de los trabajadores.
Esta posibilidad de despedirte de tu empresa y aun así recibir indemnizaciones y prestaciones por desempleo o paro resalta la importancia de comprender tus derechos como trabajador. Si te encuentras en una situación laboral difícil o injusta, es fundamental buscar asesoramiento legal para entender tus opciones y tomar decisiones informadas sobre tu futuro laboral. En última instancia, estas disposiciones legales están diseñadas para garantizar una mayor equidad y protección para los trabajadores en el mercado laboral.